lunes, 13 de julio de 2015

Hasta siempre, Milenio 3. Contigo tanto aprendí....



Escribo esto a las 4:32 de un domingo 28 de junio de 2015. Acaba de terminar la última emisión de la historia de Milenio 3, mi programa de radio favorito.

Quienes me conocéis personalmente sabéis que soy alguien bastante peculiar, según me define mucha gente. Soy católico y a la vez, o quizá debería decir "por tanto", me apasiona el mundo del Misterio. Me encanta informarme sobre esa realidad en la que creemos, aunque no podamos verla. Realidad en la que creo. Realidad de la que puedo decir que "sé", que está ahí. Recuerdo ir de pequeño con mi padre, en el coche, por aquellas carreteras secundarias, al colegio, o al pueblo, escuchando programas de radio donde, en ocasiones, hablaban personas como el Doctor Jímenez del Oso, Germán de Argumosa y otros sabios. Conversaban sobre temas que me apasionan: sobre el Misterio y los fenómenos con él relacionados. Tengo profunda fe en que existe vida más allá de esta vida material, que tenemos un alma que pervive en el tiempo. Pero no es una creencia solo por el hecho de ser católico sino que, por diversas experiencias que a lo largo de la vida me han ocurrido, estoy firmemente convencido de que tras la muerte física sigue habiendo vida. Quizá los escépticos me dirán "eres un soñador", pero creo que los soñadores, de un modo negativo, son los que creen que tras la muerte no hay nada más que el puro vacío.

Recuerdo los años en que padecí acoso escolar. Fue entre 1992 y 1998. A pesar de esa situación de "día de la marmota" que vivía, donde sentía el desprecio que algunas personas proyectaban hacia mi casi a diario, yo era feliz. Esto era, sobre todo, gracias a tener unos excelentes padres, buenas hermanas, geniales tíos y primos y grandísimos amigos. Pero si había algo que me hacía seguir adelante fue precisamente esa afición por el Misterio. Recuerdo aquellas noches de insomnio escuchando a mi añorado Juan Antonio Cebrián en su Rosa de los Vientos. Muchas noches no podía dormir, pues me bloqueaba pensar que quizá al día siguiente alguien me iba a tratar mal en el colegio, pero la voz de aquel extraordinario periodista albaceteño me consolaba "Donde la noche se enamora del Misterio y envuelve en su capa a esas almas heridas de soledad para que no mueran de frío. Donde la noche se transforma en una voz y acuna la imaginación y los sueños de libertad donde la esperanza pasea de la mano del saber...". Durante el día, si sentía que las lágrimas estaban apunto de derrotarme, conseguía vencer esa sensación sabiendo que por la noche sería envuelto en esa capa protectora. Cebri fue la primera persona a la que consideré mi amigo aunque no nos conocíamos personalmente. Lloré su muerte como si le hubiera conocido en persona.

Alguna vez he hablado de ese niño de trece años que navegaba por Internet leyendo sobre misterio, leyendas, fantasmas, ovnis y otras cuestiones relacionadas con el mundo de lo extraño e insólito. Escuchaba, en mi más tierna infancia, programas de radio como Turno de Noche, Espacio en Blanco o la mencionada La Rosa de los Vientos. Pero fue en 1999 cuando escuché hablar de otra persona a la que considero amigo aunque apenas haya tenido tres conversaciones fugaces con él. Se trata de Iker Jímenez. Me encontraba con un amigo en una librería y vi un libro que me llamó poderosamente la atención: "Enigmas sin resolver". Hasta entonces yo no había escuchado mucho el nombre de su autor, debo admitirlo, pero buscando en la red comencé a seguirle a través de lo que iba escribiendo. En los años siguientes participé en una lista de correo donde Iker y Carmen Porter también participaban. En 2002 el amigo antes reseñado me dijo "¿Sabes que van a poner un programa de misterio en la Cadena SER?", sin embargo no comencé a escucharlo hasta 2004, pues el horario por entonces no me venía nada bien y si mal no recuerdo los podcast aún no existían.

Una vez pasaron las navidades de 2004, donde ocurrieron ciertos hechos que me hicieron plantearme muchas cosas en mi vida, comencé a escuchar Milenio 3. Recuerdo que uno de los primeros programas fue el que emitieron desde Bélmez de la Moraleda al poco tiempo de fallecer María Gómez Cámara, la dueña de aquella casa donde en 1971 aparecieron unos extraños rostros que meses después ocuparían las portadas de los principales periódicos de nuestro país, entre ellos el mítico Diario Pueblo. Me impresionaron las psicofonías que pusieron en el programa. Pero, sobre todo, lo que más me llamó la atención fue el hecho de que a altas horas de la madrugada hubiera gente escuchando en vivo y directo un programa de radio. Soy un amante de la radio. Cuando era pequeño me aficioné a escucharla. Recuerdo ir con mi padre, en el Renault 25, surcando las carreteras españolas mientras escuchábamos a Luis del Olmo. También a Juan Antonio Cebrián, quien a veces hacía especiales por la tarde. Recuerdo, por ejemplo, un programa suyo sobre los templarios que me encantó. Realmente lo que me pareció fascinante fue que hubiera gente a unas horas tan intempestivas viendo el programa en directo desde Bélmez de la Moraleda.

Seguí escuchando Milenio 3. En 2004 hubo programas que me entusiasmaron, como la mítica e inolvidable Alerta Ovni celebrada  el 25 de junio. Yo estaba en mi pueblo palentino, Santoyo, pues eran las fiestas de la localidad. Esa noche decidí salir a las eras con la radio, a escuchar la Alerta en directo, mientras contemplaba el cielo. Estaba a solas, en medio de la más absoluta oscuridad, en plena meseta castellana. .. Solo veía, al fondo, las luces del pueblo. Serían alrededor de las tres y media o cuatro de la mañana cuando vi una luminosidad que me pareció extraña cruzando el cielo, por encima del pueblo. En esa época se interactuaba con el programa a través del “SMS al 7604 con la palabra clave Milenio y lo que vosotros queráis”. Envié un mensaje contando lo que acaba de ver, aunque no salió en antena. Alguien escribió diciendo que en Requena, no muy lejos de Santoyo, habían visto algo parecido a lo que yo vi. 



Transcurrió una nueva temporada de Milenio 3. Mi padre no escuchaba el programa, pues era tarde para él y no estaba bien de salud, pero siempre le contaba lo que habían dicho esa noche en Milenio 3 y lo comentábamos. Recuerdo un programa en el que hablaron de las sombras misteriosas que se habían visto en el incendio del Windsor. Buscamos en Internet las imágenes y realmente parecía que había unos individuos buscando papeles. Mi padre falleció el 18 de julio de 2005. Estoy seguro que desde la Eternidad ha escuchado el programa, pues le encantaban este tipo de temas. De hecho yo me aficioné gracias a él. Aún recuerdo leer de pequeño, cuando apenas estaba aprendiendo a leer, cosas sobre el Niño de Somosierra, cuyo caso siempre me impactó mucho. Hace unos meses Carmen Porter leyó una carta que les envié relatando la historia de mi padre. 

Llegó 2006, año en el que surgió el foro milenarios.tk, donde hice buenos amigos como Estela, Marina, Lidia, Axel, Diegus, Pablo Aparicio… disfruté mucho escribiendo en ese foro, pues para mi supuso el poder compartir experiencias que había vivido relacionadas con el Misterio sin ser tomado por loco. Hicimos una buena comunidad pues no solo foreabamos sino que comentábamos el programa en directo mediante las “multiconver” del Messenger. En 2007 comencé el Introductorio del Seminario, proceso del cual informaba a mis amigos del foro. Fui en verano de dicho año a Tarragona y un día nos bañamos cerca del camping de Los Alfaques. Recuerdo que comenté en el foro lo que viví en ese lugar. No vi nada concreto, pero si sentí alguna presencia y, lo más llamativo, aún recuerdo cómo ardía el agua… cuando todos los compañeros decían que el agua estaba fresca. Quizá haya quién esto no lo entienda, pero fue como captar algún eco del pasado, de lo vivido en ese lugar cuando en 1978 se incendió elcamping.
En 2008 entré en el Seminario y seguí  escuchando Milenio 3, aunque reconozco que a veces me sentía un poco como el bicho raro, pues a nadie le gustaban estos temas o, al menos, nadie se atrevió a mostrar su interés por ellos. Me animaron, eso si, varias conversaciones que tuve con el entonces rector, quien me dijo que podía escuchar el programa siempre que no me quitase tiempo para hacer otras cosas, pero que escucharlo no era ni bueno ni malo. Me sorprendió escucharle hablar sobre Jiménez del Oso y el Padre Pilón. Solo estuve unos meses en el Seminario, pues vi que aquella no era mi vocación. Pero tengo grabado en mi memoria el recuerdo de aquellas noches escuchando Milenio 3 en mi habitación, contemplando Madrid desde la ventana. También hubo noches que salía a escucharlo a la azotea o fui a pasear por la explanada del Cerro de los Ángeles en plena madrugada, mientras escuchaba Milenio 3 y observaba las estrellas.


Cuando salí del Seminario hubo algunas circunstancias que me llevaron a sufrir una fuerte depresión, la cual me duró entre marzo de 2009 y junio de 2012. Debido a la depresión y a una mala experiencia que tuve leyendo “Camposanto” y  que me causó un miedo atroz, me alejé del mundo del misterio,  pues realmente llegué a perder la motivación por estos temas y no tenía ganas de seguir escuchando Milenio 3. Por ello estuve como dos años en los que apenas lo escuchaba en alguna ocasión. Sin embargo, algo comenzó a cambiar en otoño de 2011. Hubo una serie de programas que recuerdo con mucho cariño sobre unas figuras ensotanadas que fueron vistas en carreteras de diversos puntos de España. Hubo una que me llamó poderosamente la atención, la del Monte Abantos, cerca de Guadarrama, pueblo donde pasé entrañables veranos de mi infancia y adolescencia. Comencé a recuperar la ilusión por volver a escuchar Milenio 3 y por acercarme de nuevo a estos temas. 

Pero la experiencia clave ocurrió la noche del 9 de junio de 2012. Hubo, de nuevo, Alerta Ovni. En esa ocasión pasé la noche en Pelayos de la Presa con unos amigos. A uno de ellos, Adri, le había conocido un año antes y habíamos congeniado mucho. Me invitó esa noche a una barbacoa en su casa y le dije que después podíamos escuchar la Alerta Ovni. Así hicimos. Esa noche viví sensaciones que hicieron renacer a ese niño de 13 años que llevaba dentro pero que de algún modo estaba como dormido en mi interior. Fue una noche especial, escuchando un gran programa de radio, una Alerta Ovni mágica y llena de avistamientos, noche oteando el firmamento y compartiendo experiencias relacionadas con el Misterio. Tuvo como colofón algo que vi cruzar el cielo de Pelayos sobre las cinco de la mañana. Si mal no recuerdo, el programa había terminado poco antes y me quedé un rato en el jardín, contemplando el firmamento. En un momento dado observé una fuerte luminosidad pasar por encima de la casa de mi amigo. Tras un breve recorrido, yendo a cámara lenta, se paró y, tras un rato detenida, se fue en otra dirección a toda prisa. Aquella noche me sanó. Me di cuenta meses más tarde, ya en diciembre. Mi vida había cambiado a mejor aquella noche del 9J y en gran parte gracias a Milenio 3. 


Ahora toca despedirse de un programa que permanecerá para siempre en el lugar más preciado de mi alma. Toca agradecer a Iker sus enseñanzas y su afán por hacernos reconectar y reencantarnos con el Misterio en su más amplio sentido. Porque Misterio no es sólo el hombre pez de Liérganes o las Caras de Bélmez. Misterio puede ser el preciado don de la amistad, la sonrisa de un niño o un bello atardecer en lo alto de una montaña. Gracias Iker por, como decían los del grupo FANTA, hacérmelo pasar mal con tu programa semanal durante estos trece años. Gracias por esas palabras de consuelo a otros oyentes, palabras que sentía como si fueran también dirigidas a mí cuando estaba deprimido. Gracias Iker por ser un auténtico ejemplo de lo que debe ser un periodista enamorado con su profesión y apasionado por  el Misterio, en búsqueda permanente de la Sabiduría. Gracias por un Milenio 3 con el que tanto aprendí. Aunque a veces tenía que escucharlo bajo las sábanas, debido a la inquietud que me suscitaban algunos temas, como cuando en el programa se hablaba de la niña de Vallecas.
Gracias Carmen Porter porque has sido la gran ayuda de Iker en esta aventura que ha supuesto Milenio 3. Gracias por leer mis SMS y mis tuits. Gracias también porque has defendido, igual que Iker, a la Iglesia cuando algunos oyentes, o algún colaborador, hizo críticas desafortunadas. No es políticamente correcto hablar bien de la Iglesia, o al menos con respeto. Siempre habéis respetado a la Iglesia, y eso es algo para agradecer. Gracias Santiago Camacho, por enseñarnos tanto sobre sociedades secretas, mecanismos de control o leyendas urbanas. Gracias también por esos “amigos” tan peculiares y por tu sentido crítico con esa realidad que pretenden vendernos. Gracias también a Javier Sierra, quien hace unos meses me dio una serie de consejos muy valiosos para  ser escritor, mi verdadera vocación. Gracias a Clara Tahoces, quien me ha hecho disfrutar con esos casos de su archivo que nos traía cada semana. Gracias también a Diego Marañon y Javi Pérez Campos. Creo que ambos tienen un buen futuro en el periodismo de lo sobrenatural. 


En definitiva, se ha acabado Milenio 3, un programa que nos ha enseñado a ver la realidad con otros ojos, también con esa Mente Positiva que durante algún tiempo nos trajo Alberto Granados. En un mundo con tanta negatividad se agradece que haya personas que nos impulsen a ser positivos. Iker decía en el último programa que ahora era turno de los milenarios. Nosotros tenemos que aplicar todo lo que nos han enseñado durante trece años en Milenio 3. Un Milenario es alguien con mentalidad positiva y curiosidad por la vida. Alguien apasionado por aprender, investigar y descubrir cosas  nuevas. Alguien que trata a la naturaleza y a su prójimo con sumo cariño y buen rollo. El milenario nunca juzga de antemano a una persona sino que se muestra dispuesto a conocerla de verdad. Si, ahora es nuestro turno, es el momento de aplicar todo lo que hemos aprendido en estos años. Si los valores milenarios impregnasen la sociedad, creo que todos ganaríamos mucho.

Se ha terminado Milenio 3. Ahora comienza una nueva etapa. Los programas siempre quedarán en los podcast. Probablemente comience a escuchar Milenio 3 desde el principio. Recordaré tantas sensaciones vividas en estos años. Recordaré programas como un especial que emitieron por la tarde, sobre la Atlántida, o uno que escuché yendo de Santoyo a Madrid, en el coche de mis primos y que dedicaron a hablar del llamado Prenauta. Recordaré el Caso Viandas, las investigaciones en Ochate y Belchite. Recordaré el programa de la Diputación de Granada y su "cavernosa" psicofonía. Tantos programas, épicos y míticos programas con los que tanto he aprendido.. Para Carmen e Iker Milenio 3 ha sido el verano más largo de sus vidas. Ahora toca retirarse a los cuarteles de invierno, a descansar. Creo que se lo merecen después de tantos años. Recuerdo que al principio incluso hacían el programa en nochebuena o nochevieja, aunque en el resto de emisoras pusieran programas enlatados. Iker y Carmen siempre estuvieron al pie del cañón. Por eso merecen descansar y emprender proyectos nuevos en los que, estoy seguro, seguirán contando con el apoyo de todos los milenarios. Lo injusto es es echarles en cara haber dejado la radio, como han hecho algunas personas. Es algo realmente injusto. Iker y Carmen lo han dado todo en estos trece años, y los milenarios tenemos que estarles eternamente agradecidos. Para mí, escuchar Milenio 3 durante estos años ha sido un proceso mágico y enriquecedor, donde he conocido grandes personas y he tenido experiencias que, probablemente, no hubiera vivido de no existir Milenio 3. Los recuerdos de estos años escuchando Milenio 3 por las noches, estuviera donde estuviera, permanecerán grabados en mi alma. Hasta siempre Milenio 3. Gracias por todo.


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