domingo, 30 de marzo de 2014

Internet ¿ángel o demonio?



Anoche trataron, en un conocido y ya veterano programa radiofónico, el tema de la influencia de Internet en nuestra sociedad. Se cumple, dijeron, el 20 aniversario de la implantación del primer servidor de Internet en España. Fue entonces cuando la red de redes comenzó a expandirse por nuestro país a nivel global (ya existían pequeñas redes e intranets, sobre todo pertenecientes a universidades y organismos oficiales). Se preguntaban sobre si esta era cibernética en la que nos hallamos inmersos ha tenido una buena o mala influencia en las personas.
En mi caso, aquello me pilló siendo un niño. Comencé a utilizar Internet en 1995, con trece años. Era la época donde, para nuestros trabajos escolares, aún utilizábamos las viejas enciclopedias de papel, las de toda la vida. Sin embargo, dos o tres años antes, había entrado en nuestras vidas la conocida como Encarta, probablemente la primera enciclopedia digital que existió. Recuerdo mis primeros tiempos en la red de redes con grato cariño. Entraba a los, por entonces, escasos y limitados buscadores (Ozú, Altavista, Yahoo…) para buscar todo aquello que pudiera servirme de ayuda de cara a los mencionados trabajos escolares. Pero también investigaba sobre otros temas que, tantos años después, siguen apasionándome: historia, religión, arte, deportes, filosofía, misterio… se abría con Internet todo un abanico de posibilidades de cara a poder ir creciendo en el aprendizaje de aquellas materias que tanto me gustaban. Era una época donde la Red aún era concebida como algo “limpio”, que tan sólo sería utilizada para lo bueno y noble que hay en el ser humano.
Entre los años 96 y 99 hubo, además, algo que especialmente me ayudó mucho: el IRC y loschats. Digo esto porque en aquella época yo era muy tímido, me costaba hacer amigos y el hecho de poder hablar con aquellos “amigos virtuales” me hacía no sentirme tan sólo en una época donde sufría acoso escolar. Por lo que el poder quedarme, en las horas de recreo, en el aula de informática, navegando por la red era para mí un consuelo ante la situación que vivía en clase. Recuerdo conversaciones con Admi, Litros y otros amigos a los cuales sabía que podía contar aquello que ni siquiera a mis amigos de Santoyo, mi querido pueblo, me atrevía a revelar cuando les hablaba sobre lo que padecía en clase. Durante aquellos años igualmente seguía buscando en la Web información sobre los temas antes mencionados. Después vendría el Messenger y la posibilidad de estar más en contacto con los amigos reales, con quienes podía conversar aunque ellos estuvieran en el pueblo y yo en mi casa de Carabanchel, donde entonces vivía. Así hasta ahora, con las actuales redes sociales que todos conocemos.
Sin embargo, algo oscuro se cierne sobre Internet. Es cierto que, tal como aseguran algunos, si no lo buscas es difícil encontrarlo. Pero hoy en día, basta poner una sola palabra en los buscadores para encontrar vídeos de decapitaciones, palizas, torturas, y todo tipo de páginas donde te enseñan a fabricar una bomba o a envenenar a alguien sin ser descubierto. Decía Iker Jímenez, el periodista de quien hablaba antes, que había “estado a punto de perder la fe en el ser humano“. Ocurrió hace un par de semanas, relató, cuando tras ver un reciente, y conocido vídeo, donde una menor de edad sufría una paliza a manos de una compañera de clase mientras otra grababa, terminó encontrando otros vídeos donde aparecía lo peor del ser humano, todo tipo de obras crueles provocadas por el hombre, un verdadero lobo para el hombre tal como decía Hobbes. Son imágenes que repugnan a cualquier persona que tenga un mínimo de humanidad, un pequeño atisbo de empatía y caridad para con el prójimo.Sin embargo, narraba el periodista vitoriano, algunos comentarios eran realmente la muestra de lo peor del ser humano. Había comentarios a esos vídeos donde se bromeaba con las situaciones que en ellos se vivían, incluso se pedía “más carnaza” y se hacían comentarios como “esta decapitación es un poco full, os paso el vídeo de una verdadera decapitación” (este comentario es ficticio, pero iba en esa onda). Son los llamados vídeos gore, las “snuff movies”que creíamos leyenda urbana pero que son una realidad por desgracia (incluso en algunos países son promovidos por las autoridades como ejemplarizantes, por ejemplo en el mundo árabe). Lo que contaba Iker, junto con el hecho de que siempre me han repugnado los chistes pertenecientes al “humor” negro me han llevado a reflexionar sobre esta cuestión. A esto hay que añadir comentarios que aparecían esta semana en uno de los mayores foros de debate españoles en Internet al hilo de lo ocurrido el pasado 22-M en Madrid. Eran comentarios donde algunas ¿personas? deseaban que hubiera muerto algún policía, incluso pedían que los vándalos fueran aún más violentos en sus peleas con la policía. En ese mismo foro también leí algo que me desgarró: ¿humanos? pidiendo que electrificasen la valla de Melilla. Uno puede estar más o menos de acuerdo con la llamada inmigración ilegal. Pero desear que una persona, que está tratando de huir de una guerra o trata de buscar una vida mejor, se electrocute intentando saltar la valla me parece que es perder todo ápice de humanidad que se pueda tener.
Ya en aquella época, finales de los 90, había en Internet algunas Webs donde, si lo buscabas, podías ver cosas macabras o aberraciones sexuales. Es cierto. La diferencia estriba en que entonces no era tan fácil dar con ellas. Hoy, sin embargo, hay imágenes de este tipo que se pueden encontrar con facilidad, sobre todo navegando por las redes sociales o los foros de debate. Se trata, creo, de un problema bastante importante pues, además, no es fácil legislar sobre él. En España, por ejemplo, un gobierno puede prohibir que los servidores aquí alojados tengan fotografías y vídeos de decapitaciones. Puede que incluso en todo Occidente se prohíba. Pero, mientras haya países, donde eso está permitido, los enfermos (que es lo que son) que deseen buscar vídeos y fotografías de este tipo de crímenes pueden hacerlo con facilidad. Y, como digo, en algunos países islámicos incluso se alienta a subir este tipo de cosas a la Red por “ejemplarizantes”. Esto ocurre también con la pornografía infantil. En España puede haber prohibición, pero mientras haya países como Tailandia (donde se permite, incluso se alienta), habrá enfermos que puedan acceder a ese tipo de deformación (no se le puede llamar información a algo que deforma y degrada al ser humano de tal manera).
A esto hay que añadir que vivimos en un mundo totalmente superficial y hedonista. Existen toda una serie de estereotipos que provocan la marginación de quienes no se ajustan a ellos. El estudioso es llamado ”friki”, al que no es agraciado de cara se le insulta y humilla, a la mujer que no tiene el cuerpo de una modelo ya se le llama gorda. Esto también lo he visto en algunos foros. He llegado a ver comentarios donde a María Sharapova se la trataba como gorda por tener un tipo femenino que, creo yo, es realmente atractivo. Sin embargo, parece que las mujeres tienen que estar muy delgadas, sino se les denigra. Y lo peor de todo esto que he contado es que hay unas personitas, los niños, a los que estamos dejando solos ante el peligro.
Es muy facil decir aquello de “bueno, para controlar lo que los niños ven en el ordenador ya están los padres“. De hecho debería ser así. Pero en un país como el nuestro, que ha hecho de los críos un estorbo, la realidad es otra. Se le da al niño la tablet, o se le deja navegar por ordenador para que no moleste. Pero un niño puede llegar, aunque sea sin querer, a ver vídeos realmente macabros. Vídeos e imágenes que por su propia naturaleza deforman al ser humano. Haced una prueba. Cuando camináis por la ciudad y, todos los días, veis mendigos, ¿Hasta que punto os afecta? he llegado a escuchar a personas, incluso buenas personas, que han llegado a sentir cierta insensibilidad al acostumbrarse a ver a los mendigos. Y son personas que tal vez ayudan en lo que pueden, dando dinero a Cáritas u otras ONG. Pasa con las imágenes de guerras en los telediarios. Recuerdo, cuando era pequeño, que las imágenes de la Guerra de Bosnia, el Genocidio de Rwanda, impactaban de verdad a quienes las veían. Hoy vemos, mientras comemos, las imágenes de Siria o de República Centroafricana y no sentimos tanto impacto, como si estuvieramos viendo una película. Hay psicólogos y psiquiatras que hablan sobre esto, dicen que el hombre puede llegar a insensibilizarse ante el sufrimiento ajeno. Algo parecido ocurría en la Antigua Roma. La plebe iba en masa a los anfiteatros a ver luchas de gladiadores, no sentían empatía con quienes morían en la arena. Cuando cortaron el cuello a los Santos Niños Justo y Pastor es muy probable que hubiera romanos disfrutando con esa escena. Cómo la película de Quo Vadis, donde se ve a los cristianos siendo devorados por los leones y el populacho se reía de aquellas muertes. Si, la conciencia humana, nuestra mente, en realidad es muy frágil y puede deformarse. Imaginad el impacto que todo esto puede tener en alguien que lo contempla siendo niño.
Por ello urge que se haga algo por proteger a nuestros niños y adolescentes frente a la oscuridad con la que pueden encontrarse en la Red. Los gobiernos deben legislar al respecto. Como digo, es difícil, sobre todo porque en distintos países rigen leyes diversas. Pero creo que es necesario que en los países donde sea posible limitar al máximo el acceso a ese tipo de contenido perverso y, me atrevo a decir, directamente satánico, debería hacerse. Por otra parte creo que es necesaria más que nunca una profunda reforma educativa y pedagógica en la que deberían participar profesores y educadores de forma conjunta con los padres. Evidentemente no se trata de satanizar Internet sino de aprender a utilizarlo bien. Un cuchillo no es estrictamente malo. Si utilizo el cuchillo para cortar una manzana o una cuerda es un instrumento práctico y malo. Claro, el cuchillo se puede utilizar mal, usándolo para agredir a alguien. Pero eso no hace malo al cuchillo, lo que le hace malo es su mal uso. Con Internet pasa lo mismo.
Internet no tiene por qué ser algo malo. Todo lo negativo que hay en la Red ha existido en realidad desde que el hombre es hombre. Siempre ha habido decapitaciones; siempre ha habido gente depravada capaz de cometer las peores vilezas; siempre ha habido gente que acudía al Circo o a la Bastilla a ver como mataban a otras personas. Es cierto que hoy con Internet todo eso está más accesible. Por eso creo que la clave está en educar al ser humano, a la persona, educar su corazón y afectos desde que son pequeños. Hay que enseñar a los niños a utilizar Internet para cosas buenas como aprender, estar con contacto con amigos que viven lejos (asegurándose siempre de que son realmente niños, claro), hacer las tareas para la escuela o para jugar. Si un niño, al que no se le ha educado bien, escucha que ver determinadas webs es malo, aunque lo sepa va a verlas. Un ejemplo es cuando un menor de edad se encierra en el cuarto de baño para masturbarse. Seguramente es consciente de que lo que hace no es bueno, sin embargo lo hace, sus afectos y emociones no han sido debidamente educados y por eso llega a esa situación, pese a que se encierre en el baño para hacerlo. Por eso la clave, está en educarles desde bien pequeños. En mi caso, como digo, navegaba con 13 años por Internet. Ya existían webs donde ver fotografías macabras, algunas incluso las conocía (eran comentadas por los rebeldes del colegio). Sin embargo, a mi nunca me interesaron. Prefería leer sobre temas realmente edificantes y formativos, cómo he dicho al principio. Pero eso es porque, gracias a Dios, mis padres me dieron una excelente educación. Por eso lo repito, la clave está en educar.
Como conclusión quiero reiterar que Internet me parece una excelente herramienta si se utiliza bien. Por ello, respondiendo a mi pregunta, digo que ni es ángel ni es demonio. Simplemente es una herramienta que se debe utilizar bien. Hoy, gracias a la red de redes, podemos estar en  contacto con amigos que viven lejos, reencontrarnos con viejos amigos (hace unos meses me reencontré con un viejo amigo gracias a una red social). Con Internet cualquier persona puede investigar y aprender. A mi, por ejemplo, me gusta la historia de la Antigua Roma. Gracias a Internet tengo acceso a los últimos estudios e investigaciones que se están realizando sobre esa temática. Este año se cumple el 2000 aniversario de la muerte del emperador Octavio Augusto. Puedo leer las investigaciones realizadas sobre su figura por profesores y catedráticos de cualquier universidad del mundo, especializados en el tema. Puedo acceder incluso a libros digitalizados donde se habla sobre personajes de mi pueblo, como Sebastián Cordero de Nevares o Fray Pedro de Santoyo que, de otra manera, no podría encontrar. Y, por último, no solo es un medio a través del cual puedo estar informado sobre lo que ocurre cotidianamente, sino que puedo plasmar mis ideas, mis pensamientos y reflexiones. Donde puedo debatir con otras personas en foros de debate aprendiendo y, quizá, enseñando. Pero además, a través de este altavoz puedo dar unas pinceladas sobre como veo el mundo. Es posible, además, que haya gente que me lea, incluso les guste lo que escribo. Por ello creo que se trata de algo maravilloso.
No pretendo ser un gurú, ni tan siquiera me creo un sabio (aunque como filósofo busque aprender más, pues amo la Sabiduría). Tan sólo soy uno de tantos que caminan por el mundo, lo observan, reflexionan y sacan sus conclusiones. Comparto, pues, con vosotros esta reflexión sobre Internet.
Un apunte: leed esta entrada de mi compañero bloguero Santiago González, Sacerdote: http://www.infovaticana.com/blog/adelantelafe/satanas-y-su-actual-proyecto-humanista/ habla de alguna de las cuestiones que he comentado y da algunas pistas sobre otros temas sobre los que podría hablar algún día. ¿Hay algún plan para moldear y cambiar la conciencia humana? Algún día escribiré sobre ello. No sólo ocurre en Internet, de momento sólo un adelanto. Buscad proyecto de control mental MK Ultra industria musical. Hay cosas realmente preocupantes.