miércoles, 19 de junio de 2013

Encontrar a Dios entre los pucheros



Hoy en día llevamos un ritmo de vida frenético desde que nos levantamos hasta que volvemos a acostarnos. De un tiempo a esta parte vivimos pendientes del reloj y de un sinfín de actividades con las que llenamos nuestras horas, muchas de ellas importantes (trabajo, estudios, relaciones sociales, etc.) y otras quizá menos (¿Cuantas horas pasamos pegados al ordenador? por ejemplo). Debido a esta cuestión son muchos los que, siendo creyentes, dicen no tener tiempo para hacer oración, para dedicar aunque sea unos pocos minutos a estar a solas con Dios, dialogando con Él, dándole gracias por los beneficios recibidos y pidiendo que sea benigno con aquello que le pedimos (cuando pedimos algo a Dios siempre debemos decir "si es tu voluntad", pues tal vez lo que le pedimos, aún siendo bueno, no es lo mejor para nosotros, al menos en ese momento). Muchas veces, cuando leo frases de personas no cristianas, observo como se sugiere hacer meditación, yoga y una serie de actividades ajenas a nuestra cultura pero que hoy en día forman parte de la vida de muchas personas. Sin querer juzgar, Dios me libre, si pienso que son prácticas inconvenientes para un cristiano, por diversos motivos. Lo que si me gustaría es proponer eso, que dediquéis unos minutos, aunque sean cinco o diez minutos, a la oración, a estar con el Señor, a meditar su Palabra, pues no solo sacareis de ello un gran provecho espiritual, sino que además enriqueceréis notablemente vuestra vida. Como testimonio personal puedo decir que si hay algo que me ha enriquecido notablemente es dedicar en la oración un rato a meditar el Evangelio del día. Yo suelo orar una hora diaria y me gustaría recomendaros que si podéis dediquéis una hora, aunque sea a la semana, a rezar delante de Jesús Sacramentado, puedo decir que siento como Dios va haciendo su obra en mí cuando estoy en su Presencia Eucarística.

Pero, como digo, no todo el mundo está en disposición de hacer una hora diaria de oración. Por el trabajo, por los estudios, por diversas cuestiones es difícil en esta vida tan ajetreada sacar una hora para, "simplemente", rezar. Incluso muchos "gurús de la prisa", como yo les llamo, dirán "pero hombre, perder una hora al día con todas las cosas que tengo que hacer". Se trata tan solo de organizarse el día y de priorizar en aquello que realmente es importante. Hay una anécdota sobre un sacerdote al que su obispo le dijo "tienes que hacer una hora diaria de oración", ante esto el sacerdote respondió "pero señor, es que no tengo tiempo, tengo muchas ocupaciones" entonces el obispo afirmó "pues entonces debes hacer dos horas diarias". Hay muchas cosas en nuestra vida, si lo pensamos detenidamente, con las que ocupamos el tiempo pero sin sacar de ello un fruto: televisión, internet, lo que algunos llaman "la fiesta", etc. Sin embargo dedicamos poco tiempo a Dios, no podemos quejarnos en ese caso si las cosas no nos van como desearíamos, en mi humilde opinión.

En cualquier caso, este artículo lo he titulado con una famosa frase de Santa Teresa de Jesús por un motivo. Pienso que podemos, y debemos, realizar lo que yo llamo oración continuada, es decir orar incluso mientras trabajamos, estudiamos, estamos con amigos o familiares, vamos en el metro, etc. Al menos quienes somos cristianos deberíamos hacerlo. Por ejemplo, al levantarnos podemos dar gracias a Dios por el nuevo día y ofrecerle nuestras obras e intenciones para ese día. Al desayunar (y en las restantes comidas) bendecir la mesa y los alimentos. Rezar algunas oraciones mientras nos arreglamos y salimos de casa. Vamos al trabajo-colegio-universidad, pues podemos tener un diálogo con Dios, viendo que actividades vamos a realizar en ese día, con que personas vamos a entablar contacto, los lugares donde tenemos que ir y los deberes a realizar. Podemos poner todas esas intenciones en manos de Dios, rezando especialmente por las personas con las que vamos a relacionarnos (incluso, o debería decir sobre todo, aquellos que nos caen mal). Si vamos en el metro, pues rezar por nuestros compañeros de viaje, si vamos en coche pues por quienes nos acompañan en la carretera (que distinta sería la conducción si en vez de preocuparnos en llamar tal o cual al del otro coche rezásemos por él. Si nos hace una pirula siempre será mejor decir "Señor bendicele y convierteme", os lo aseguro). Incluso mientras vamos o venimos podemos rezar el Rosario.

En cuanto a nuestras relaciones con los demás, o las diversas situaciones que vivimos a lo largo del dia, a mi me ayuda mucho algo que una persona me dijo hace tiempo: trata de imaginar que está Jesús en esa situación y como actuaría Él, trata de reaccionar como Él actuaría. ¡Qué distinta sería nuestra vida si todos actuásemos como Jesús! amando a Dios, a nuestro prójimo (especialmente a aquel que nos fastidia pues "Yo os digo amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen y orad por quienes os ultrajan y persiguen (Mt. 5:44). El verdadero cambio viene cuando uno observa a quien está en el espejo, es decir cuando me miro a mi mismo, viendo mis virtudes y defectos, tratando de mejorar cada día.  Y cuando estamos con nuestros amigos o familiares igualmente podemos tener una disposición de oración, pidiendo al Señor por ellos ¿Hay algo más hermoso que, cuando un amigo te cuenta un problema que tiene, mientras le escuchas decir "Señor, ayudale"? es un gran acto de amistad y amor al prójimo.

En nuestras actividades diarias, como digo, no hay nada como el ofrecimiento de obras. Incluso, creo, se podría decir que si a la hora de estudiar uno ofrece con todo su corazón el estudio a Dios está orando mientras estudia. O mientras trabaja. Personalmente incluso rezo cuando estoy en el gimnasio, ofreciendo a Dios el ejercicio físico, pidiendo por quienes están entrenando (y los entrenadores). Es bonito mezclar espiritualidad y deporte pues el cuerpo es el lugar donde mora el Espíritu Santo desde que somos bautizados, por tanto podría decirse que el cuerpo es Templo de Dios. ¡ojo! hay que tener cuidado en no divinizar el cuerpo ni exaltar el cuerpo de modo totalmente materialista. Pasa como con la Creación, hay que alabar a Dios cuando vemos los progresos físicos que vamos logrando, pero el culto debe ser a Dios, no al cuerpo. Algún día escribiré algo sobre la "Teología del Deporte".

En la noche, antes de ir a dormir, creo que es importantísimo dedicar unos minutos para rezar un poquito. Haciendo un pequeño examen de lo que ha sido nuestro día, de las cosas buenas que hemos hecho, de aquellas cosas que hemos hecho mal (y pidiendo perdón a Dios por estas). Antes había una devoción, la de rezar tres avemarías antes de dormir, pienso que sería bonito recuperarlas. 

Después hay una serie de devociones y oraciones que, creo, podrían haceros mucho bien. Una ya la he dicho, rezar el Rosario diariamente, aunque sea un Misterio (es decir, los miércoles tocan los Misterios Gloriosos, pues rezar estos). También está el Ángelus, o la Oración de las Tres de la Tarde. En definitiva, una serie de devociones que sirven para tener presente a Dios (y a la Virgen María) a lo largo de la jornada. Para quien tenga un poco más de tiempo, y le guste, está el rezo de la Liturgia de las Horas. Quizá sea buena idea escribir un artículo sobre ello, son una serie de oraciones repartidas en horas litúrgicas (Oficio de Lectura, Laudes, Hora Intermedia, Vísperas y Completas) que tienen como fin, entre otros, el dar culto a Dios en diversos momentos del día. Aunque la Liturgia de las Horas suelen rezarla, sobre todo, sacerdotes y religiosos/as, es algo que está abierto a todos los seglares, de hecho yo comencé a rezarla cuando vi que amigos mios, seglares, la rezaban y me pareció bellísima.

En definitiva, a Dios se le encuentra entre los pucheros (por supuesto, también podemos rezar mientras cocinamos jeje) y en las diversas actividades que realizamos a lo largo del día. Estos consejos son un tesoro que descubrí hace algunos años, me ayuda mucho ponerlos en práctica, por eso me he decidido a compartirlos con vosotros. ¡Que Dios os bendiga!

PD: Comparto con vosotros este artículo: http://www.semillasdevida.com.ar/articulos/como-vivir-una-vida-equilibrada/ es realmente bueno y va en una línea parecida al mio.

lunes, 17 de junio de 2013

Un santo al año


El año pasado, en un grupo de la Renovación Carismática al que acudo los lunes (pues siento me ayuda espiritualmente) propusieron tener presente a un personaje bíblico durante 2012, esforzándose por imitar sus virtudes. Recuerdo que me tocó María, la Virgen y Madre del Señor. Debo admitir que me costó bastante, de hecho mas bien no cumplí con el objetivo marcado. Claro, María no solo es una mujer que aparece en la Biblia (como Judit, por ejemplo) sino que es aquella a quien Dios eligió como madre de Jesucristo, el Verbo Encarnado, por tanto su madre debía ser una criatura perfecta, libre de pecado, sin mancha ni tacha. Sin embargo yo soy una criatura imperfecta, pecadora, tengo manchas en mi alma que van siendo sanadas por Dios.
 
Cuento esto porque hoy me encontrado con un artículo de Susana, una buena amiga y hermana en la fe donde propone algo parecido pero, en cierto modo, diferente. Se trata de escoger a un santo para, durante un año tratar de imitar sus virtudes y, como ella dice, "me dedicaré a conocer mejor a este beato, su vida, su alma y sus virtudes...". Siempre he pensado que para nosotros, criaturas imperfectas, es más fácil ver la vida de un santo y tratar de asemejarnos a él en el seguimiento a Cristo (¡ojo! se sigue al santo en cuanto a su camino de conversión al Señor y se le pide interceda por uno, no se diviniza al santo, como pretenden algunos hermanos separados). Recuerdo hace unos años, en una peregrinación realizada con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud de Colonia 2005, que hablaba sobre estos temas con unos amigos. Yo les decía "me parece fascinante la vida de los santos, pero parece tan difícil de imitar..." y la chica me respondió "pero ellos eran como nosotros, tenían sus virtudes, pero también sus defectos, eran personas como nosotros". Esta concepción sobre los santos me ayuda mucho pues leo sus vidas y veo a personas normales pero que sintieron fuertemente la llamada de Dios y le siguieron con toda confianza, convirtiéndose al Señor. Es decir, no solo se fiaron de Dios sino que toda su vida comenzó a girar en torno a Él, conformando su corazón al de Cristo.  Por eso comenzaba esta reflexión con María y mi escaso seguimiento de sus virtudes, es demasiado perfecta para mí, aunque si es cierto que hay detalles como su confianza total en Dios, su oración en el silencio (meditaba aquello en su corazón...) pues que si puedo hacer mías. Pero otras, por decirlo de algún modo, se me hacían demasiado cuesta arriba.
 
En definitiva, tras haber leído el artículo de mi amiga me he decidido a tener por Patrón durante este año a un santo elegido al azar. Un santo al cuál imitar en sus virtudes, estudiar su vida y escritos, en definitiva un santo con el que crecer espiritualmente a lo largo de este año, desde hoy 17 de junio de 2013 al 17 de junio de 2014. Lo que he hecho ha sido coger el Santoral que viene en el Evangelio 2013 de Edibesa, pedir ayuda al Espíritu Santo y el santo que me ha puesto como modelo ha sido San Francisco de Sales. Se trata de un santo del cuál he oído hablar mucho, en muchas ocasiones los sacerdotes han mencionado frases suyas en las homilías, sin embargo es un santo bastante desconocido para mí. Es decir, he leído poco sobre su vida, no conozco sus escritos (sin duda, por lo que cuentan, maravillosos). Por de pronto una de las primeras frases que he leído suyas me ha impresionado, pues parece que me lo estuviera diciendo a mi: "La humildad, pues, nos perfecciona en lo que mira a Dios, y la mansedumbre en lo que toca al prójimo". Reconozco que soy poco humilde, más bien soy soberbio, reconozco que no soy manso y pacífico, más bien suelo cabrearme con facilidad. Sin duda veo que Dios me está queriendo decir algo con esto y posiblemente haya escogido para mí a este gran santo porque tiene mucho que enseñarme a lo largo de este año 2013-2014.
 
He visto algunos detalles suyos que me han gustado y me gustaría ponerlos en práctica. Por ejemplo, tras su Primera Comunión se trazó unos consejos que se propuso llevar a la práctica siempre: 1. Cada mañana y cada noche rezar algunas oraciones; 2. Cuando pase por frente de una iglesia entrar a visitar a Jesús Sacramentado, si no hay una razón grave que me lo impida; 3. Siempre y en toda ocasión que me sea posible ayudaré a las gentes más pobres y necesitadas; 4. Leer libros buenos, especialmente Vidas de Santos.
 
Cuando marchó a Padua, a estudiar, se marcó otros objetivos: 1. Cada mañana realizar examen de previsión: consistía en ver que trabajos, que personas o actividades iba a realizar en ese día y planear como iba a comportarse ante ellos; 2. A mediodía visitar el Santísimo Sacramento y hacer el examen particular: examinando su defecto dominante y viendo si había actuado con la virtud contraria a él (durante 19 años, según corazones.org, su examen particular será acerca del mal genio, de aquel defecto tan fuerte que era su inclinación a encolerizarse; 3. Ningún día sin meditación: aunque fuese por media hora, dedicarse a pensar en los favores recibidos por el Señor, en las grandezas de Dios, en las verdades de la Biblia o en los ejemplos de los santos; 4. Cada día rezar el Santo Rosario, no dejar de rezarlo ningún día de su vida, promesa que siempre cumplió; 5. En su trato con los demás ser amable pero moderado; 6. Durante todo el día pensar en la Presencia de Dios; 7. Cada noche, antes de acostarse, realizar examen del día (examen de conciencia).
 
En definitiva, consejos y propósitos que, aunque hay que ser perseverante para ello (os pido oréis por mí) pero creo que puedo cumplir. Por tanto, desde este momento comienzo a peregrinar de la mano de San Francisco de Sales durante un año, imitando sus virtudes, aprendiendo de su vida y formándome con sus escritos. Un gran santo que me ha puesto el Señor para este año.

¿Os apuntais al reto de escoger un santo para seguir su ejemplo durante el próximo año?