domingo, 26 de mayo de 2013

Sobre la importancia de la familia, núcleo vital de nuestra sociedad

He estado un tiempo sin escribir en el blog debido a que el Trabajo de Fin de Máster me ha tenido bastante ocupado, pero vuelvo con ánimo renovado y proclamando aquel "Cómo deciamos ayer..." pronunciado por Fray Luís de León a su vuelta a las aulas de Salamanca, tras varios años preso por la Inquisición. Quiero aclarar que con este artículo, aunque en algunos momentos pueda parecerlo, no juzgo a nadie. Pero si que, de alguna manera, estoy elevando una queja dirigida a quienes nos gobiernan, pues están acabando con algo que considero vital en muchos aspectos para nuestro futuro: la familia.
 
Deseaba escribir acerca de la familia, lo tenía en mente desde hace un tiempo, pero no me había decidido hasta hoy, tras ver el último capítulo de la temporada 14 de la serie "Cúentame", la cual finalizó el pasado jueves 23 de mayo. Evitare spoilers, por aquellos que no hayan visto el capítulo, pero ha habido una importante trama donde Carlos Alcantara, uno de los protagonistas y narrador de la serie, es encarcelado injustamente pues un "amigo" (al menos el chico creía que lo era) traficaba con droga, la cuál encuentra la policía en el bar que ambos tenían en sociedad.  Ese supuesto amigo deja vendido a Carlos Alcantara, quien se come el marrón. Bueno, como digo es una trama que resalta sobre todo lo necesaria que es la familia. Aquellos a los que estamos unidos carnalmente: nuestros abuelos, padres, tíos, hermanos, primos... y salvo excepciones (que siempre puede haberlas, por desgracia ovejas negras puede haber en cualquier "rebaño"), son personas en las que podemos confiar pues no nos van a dejar desamparados en nuestras necesidades y con quienes podemos reír pero también llorar y desahogarnos. Soy consciente, por otra parte, que hay muchas historias familiares, tantas como seres humanos, y que en muchas ocasiones puede haber amigos a los que se sienta como hermanos mientras que a parientes se les tenga como desconocidos, pero esos amigos entrarían dentro de la gran familia humana, a la que estaríamos unidos con vínculos espirituales. Es decir, entiendo como familia tanto aquella que lo es por esos vínculos de sangre, como aquella que lo es por vínculos espirituales (la Iglesia es también una familia, los amigos pueden ser nuestros hermanos. San Francisco de Asís consideraba que había una hermandad universal, veía en el otro a un hermano, incluso hablaba del "hermano sol, la hermana luna...").
 
Pero no quisiera perderme, por ello me gustaría hoy hablar sobre la familia de sangre, la cuál considero que se está viendo atacada por un sistema que pretende anular al ser humano. A lo largo de la historia, en las diferentes culturas, se ha considerado que se trabajaba para vivir, no se vivía para trabajar, considerándose especialmente importante la educación de los niños, mientras que los ancianos eran tratados con respeto, casi con veneración pues debido a su sabiduría vital, se contaba con ellos, no se les veía como trastos viejos e inútiles. Sin embargo, como de repente, todo eso ha cambiado, al menos en España, la realidad que conozco y de la cuál hablo. En la actualidad estamos viendo como se despide (o se amenaza con ello) a mujeres que se han quedado embarazadas, los padres (ambos) llegan tarde a casa y no tienen tiempo ni ganas para educar a sus hijos (y menos para jugar con ellos), siendo la televisión o personas ajenas quienes les educan. Vemos,, además, que existe confusión en muchos padres, pues da la impresión que algunos creen que los buenos modales, y aquello que antes llamaban urbanidad, se enseña en los colegios (al colegio se va educado de casa). Pero, aunque los padres también tengan  parte de culpa, se podría decir que la mayor parte de esta se la lleva este sistema que ha devaluado el valor de la familia y, en definitiva, el valor del ser humano.
 
Estamos viviendo una crisis económica muy profunda, pero creo que la mayor crisis es la de los valores, precisamente esos valores que se aprenden en el seno familiar (al cole se va educado desde casa, reitero). El principal valor debería ser el de tener como valioso y objeto de nuestra protección al ser humano y su derecho a existir y a ser libre. Nos quejamos sobre la escasa tasa de natalidad, sin embargo vemos como los políticos no fomentan la ayuda a las madres, quienes considero gozan hoy de una velada mala reputación. Me explico, en la mayoría de películas que vemos en el cine se nos presenta un modelo de mujer triunfadora en lo económico e, incluso, lo social, pero una mujer sin hijos. Por otra parte, en muchas empresas, como he indicado anteriormente, se tiende a mirar mal a las mujeres embarazadas o con hijos (de forma sutil en muchos casos, pero he conocido realidades tal cual comento). Está también una visión del sexo como algo meramente placentero pero olvidando su función reproductiva, con lo cuál tiende a hablarse de los embarazos como "accidentes" (fomentado por ese sistema que no ayuda a las familias, la pescadilla que se muerde la cola, en definitiva). Mientras que están mal vistas aquellas mujeres que anteponen tener hijos a gozar de una mejor vida profesional. Además el sistema, de forma sibilina, está inculcándonos esa visión china sobre que si tienes un hijo mejor no tengas ninguno más, he podido leer en foros mensajes del tipo "¿Pero donde va esa gente que tiene seis u ocho hijos?". Claro, si no se ayuda a las familias, termina viéndose como extraterrestres a quien optan por tener cuantos hijos Dios (o la naturaleza, para quien no sea creyente) les tenga a bien dar.
 
Evidentemente, con la situación de paro, los salarios basura (se podría decir que hasta inmorales, pues me parece inmoral que haya personas que ganen, en un día, lo que a otros les cuesta ganar tres años), las hipotecas, impuestos y tantas cuestiones económicas, es difícil pedir a nadie que tenga varios hijos, nada más lejos de mi intención. Pero creo en la importancia de la familia, de hecho se está viendo como durante esta crisis está sirviendo de refugio y cobijo para tantas personas que sufren las consecuencias de la crisis, pues un circulo familiar, salvo circunstancias excepcionales (hablo en general, puedo equivocarme) siempre va a servir de refugio y apoyo. Es más fácil refugiarse en una familia de muchos miembros (tios, primos, hermanos númerosos) que en una familia en la que tus padres carezcan de hermanos y tu seas hijo único. Tal vez suene fuerte, pero ¿No estarán intentando destruir la familia para hacernos esclavos?
 
Imaginemos un mundo dominado por unas pocas familias, cuyos miembros son las personas más ricas del mundo. La mayor parte de la población son personas cuya vida se resume en trabajar, comer y dormir. Tienen un hijo o dos, pero como tienen tantas ocupaciones no pueden educarlos (por tanto, acaba educándolos el sistema, como ya está ocurriendo). Es un modo de vida tan organizado de cuál, si te sales, solo tienes como recurso la indigencia. Pues es lo que me da la sensación está ocurriendo. Destruyendo la familia, están destruyendo todo lo que somos, están destruyendo nuestra libertad. Seguramente os preguntareis "¿Nuestra libertad? ¿Qué dice este ahora?". Gran parte de lo que somos se lo debemos a lo que nos han inculcado nuestros padres, nuestros abuelos, a lo que hemos aprendido en casa, nuestras creencias, ideas, nuestra forma de pensar y de ver la vida, sea la que sea, la hemos adquirido en  nuestra familia, al menos en gran parte. Si aquello a lo que yo llamo "el sistema" (que no son solo los políticos, pero también son estos), consigue su objetivo estoy en condiciones de asegurar que los hombres del mañana habrán perdido la libertad de la cuál hoy gozamos. Por desgracia lo están consiguiendo y tenemos que rebelarnos contra ello, denunciarlo (como cristiano estoy obligado a denunciar a los malhechores, y ellos son malhechores, pues atentan contra el ser humano). Nos han hecho creer que lo realmente importante son los valores materiales, el dinero sobre todo, después encarecen los precios pero sin subir salarios, con lo cuál consiguen alejar a los padres de su labor educativa (pues tienen que trabajar, no tienen tiempo) y es el sistema quien educa a los niños, a quienes además se les inculca que deben ser ingenieros porque un filósofo o un historiador no ganan dinero. Por otra parte, en la televisión se inculcan antivalores, ya que mientras nuestros mayores creían en el respeto mutuo, la educación, la cortesía, hoy vemos que en la mayor parte de los programas televisivos se está inculcando todo lo contrario (si incluso los tertulianos radiofónicos se están viendo contagiados por el virus televisivo, pues muchas veces no se les entiende porque se interrumpen constantemente). Si has alejado a los padres de su labor educativa acaba siendo la televisión quien educa a los niños y, en consecuencia, estos terminan teniendo como modelos vitales a Belén Esteban o a los del Gran Hermano antes que a Marie Curie o a los ganadores de los Premios Nobel (en todas sus categorías). En definitiva, se crea una sociedad de débiles mentales, de esclavos. Por eso es tan importante la familia. Como digo, es en su seno donde nos sentimos protegidos, donde se nos inculcan los valores que deben hacer de nosotros personas serias y rectas, donde se nos provee (o al menos debería ser así) de las armas para aprender a manejarnos en sociedad, es también en la familia donde basamos gran parte de nuestra libertad porque, en definitiva, nuestra personalidad está fuertemente condicionada por aquello que se nos enseñó en nuestra infancia. Pienso que debe haber un cambio en nuestro modelo de sociedad, pero este cambio no va a venir por parte de quienes nos gobiernan, sino de nosotros mismos, me gustaría indicar algunas claves sobre como pienso deberían ser las cosas, quizá me equivoque, pero es la visión que considero más adecuada
 
Primero. Creo que se debería fomentar el comercio español, es cierto que es más barato comprar en "los chinos", pero si compramos en tiendas de españoles estamos contribuyendo a la economía de familias españolas y, en definitiva, ese dinero sigue circulando en España (y un frutero español puede comprar en una ferretería española, cuyo dueño se compra unos zapatos españoles y el empresario de zapatos españoles, si tiene conciencia, compra en un supermercado donde vendan productos españoles y los ganaderos, pescadores, agricultores españoles se verían beneficiados... utópico quizá, pero el país funcionaría mejor).
 
Segundo. Los empresarios deberían adquirir conciencia. No puede ser que "Curro" entre a trabajar a las 8 o 9 de la noche y salga a las 7-8-9. No. Necesita educar a sus hijos (si los tiene), estar con su esposa o novia (si tiene), hacer vida social. Además más tiempo trabajando no significa mejor calidad del trabajo realizado. Por otra parte debería ser penalizable el despido a mujeres embarazadas.
 
Tercero. Como católico tengo en gran estima las comunidades paulinas, es decir las creadas por Pablo de Tarso. Hoy se habla mucho de la autogestión, las cooperativas, y otras formas que, en realidad, tienen su origen en estas primitivas comunidades donde primaba la solidaridad hasta el punto de que entre todos reunían dinero para ayudar a aquellos más desfavorecido. Creo que esto, se debería importar a  nuestra sociedad. Es cierto que hoy existen muchas instituciones, tanto eclesiales como "profanas", pero creo que no es suficiente. Quizá deberíamos volver a un modelo anterior, donde podías terminar trabajando en un sitio donde entrabas como aprendiz, en vez de tener que recorrerte las calles de tu ciudad o país, o incluso emigrar, para conseguir trabajo. Pienso que debemos abandonar ese culto al dinero y al poder que este nos da si queremos que este país salga adelante. Deben primar las personas, no el dinero.
 
Pienso que estos tres aspectos son importantes si queremos que sobreviva la familia tal como la conocemos, pues esta es, al menos lo creo así, el núcleo vital de nuestra sociedad, por los motivos ya dichos. Debemos colocar de nuevo al ser humano en el lugar que le corresponde, como un ser que, precisamente porque es libre, es feliz. Hoy en día tenemos unos avances tecnológicos que harían palidecer a los que vivieron en el siglo XV, si nos vieran pensarían que somos marcianos, sin embargo somos poco felices. Eso es porque el ser humano es esclavo del materialismo imperante, el cual es conocedor que si acaba con la familia habrá conseguido tener totalmente anulado al ser humano, haciendo de este un pelele. Yo, desde luego, como cristiano, como humanista, quiero luchar contra ello ¿Te unes?