martes, 6 de marzo de 2012

¿Por qué estudiar Historia?

Me ha ocurrido en diversos momentos de mi vida el haber tenido conversaciones con personas que me han cuestionado sobre mi afición sobre la Historia y el dedicarme plenamente a ella. Un maestro mio dijo en una ocasión que quienes vivimos la realidad actual tenemos una mentalidad post kantiana,  hoy se ha perdido (o se pretende que así sea, al menos) el valor de las materias conocidas como de letras. Por cierto, debo decir que a mi juicio la separación entre ciencias y letras es altamente errónea pues la Sabiduría es indivisible, Leonardo da Vinci era a la vez científico y humanista.

Considero que con la Historia se ha cometido un error en su enseñanza que ha conducido a ser una ciencia (si, una ciencia! habéis leído bien) minusvalorada. Durante el franquismo era usual en las escuelas enseñar la época de los Reyes Godos simplemente aprendiendo de memoria los nombres de estos además de las fechas clave. Es un error que ha venido repitiéndose hasta nuestros días (y aun dura). Pienso que, a la hora de enseñar Historia, no se debe fijar tanto la atención en las fechas (que son importantes, ojo) como en comprender el contexto global donde un hecho ha ocurrido. No sirve para nada conocer que en 1492 Cristóbal Colón descubre América si no comprendemos la sociedad que vivía en la península ibérica, no conocemos quien era Colón, que aspiraciones tenía, que repercusión tuvo su descubrimiento tanto para Europa como para América. Por eso considero que ha habido un grave error en la metodología disciplinar de una materia realmente interesante como es la Historia y que ha tenido una fama de aburrimiento injusta.
En el trabajo desempeñado por historiador hay mucho de filósofo por tanto, puesto que de lo que se trata es de comprender los hechos históricos, de saber interpretarlos para poder explicarlos. Cómo dice un amigo mio conocer el pasado sirve para interpretar el presente y predecir el futuro. Los historiadores no somos druidas que nos dedicamos a misteriosos arcanos sino que los hechos acaecidos nos sirven para comprender lo que ocurre en la actualidad y conocer el devenir histórico de una sociedad, salvo que se produzca un cambio de rumbo, claro. Un historiador debe arrojar luz sobre la Historia... Lux cum Historia.

Cómo algunos de mis lectores sabréis, me encuentro estudiando un Máster en Historia y Ciencias de la Antiguedad. Antes me licencié en Humanidades. Por otra parte soy creyente, concretamente cristiano-católico. Digo esto porque hoy he comprendido algo a lo que llevaba un tiempo dando vueltas. He de reconocer que en algún momento del presente curso me he desanimado un poco, me han venido ciertas dudas sobre el futuro en plan ¿para qué?. Hoy ha sido, cómo digo, cuando me he acercado a un grupo de historiadores católicos que hay en Geografía e Historia de la Complutense, he estado hablando con ellos y, concretamente, comiendo con uno que he conocido gracias a un buen amigo mio. En ese contexto creo que he conocido la respuesta a ese ¿para qué?. Resulta que en mayo del año pasado, tras unos ejercicios espirituales, fue cuando me decidí a especializarme en Historia Antigua y, por tanto, a ser fiel a una vocación que en el pasado había enterrado por querer ir por otros caminos, la de historiador. Sin embargo yo no lo acababa de ver claro. Bueno, a lo largo del último mes han sucedido una serie de situaciones concatenadas donde he ido conociendo a personas concretas muy parecidas a mi, algunos historiadores, otros periodistas (si me permitís la licencia, un historiador tiene algo de periodista y un periodista tiene algo de historiador). Sí, yo creo que no solo estoy estudiando Historia porque quiera investigar, sino para arrojar luz sobre aspectos que permanecen envueltos por la neblina de la sospecha en una parte de la sociedad... me refiero al cristianismo y a la Iglesia.

Como católico me veo llamado a dar a conocer la Iglesia histórica. Existe hoy en día toda una leyenda negra con aspectos tales como la Inquisición que se ha convertido en una permanente forma de acoso y derribo para con la Iglesia. También, debido a ciertas publicaciones pseudohistoricas, se ha levantado un velo de sospecha sobre el cristianismo desde sus orígenes que ha llevado a algunas personas a dudar de la historicidad de un Jesús mejor documentado históricamente que Julio César (mientras que los Evangelios mas antiguos conservados son del siglo II, me refiero al conocido como P52, el fragmento mas antiguo que se conserva de César es de la Edad Media). En mi opinión, no solo como creyente sino como historiador, poner en tela de juicio la veracidad histórica de Jesús de Nazaret supone un despropósito.
Siento, por tanto, una llamada, una interpelación a investigar el cristianismo primitivo y la propia historia eclesiástica con el objetivo de, mediante la divulgación, mostrar el verdadero Logos histórico a una sociedad que se ha construido un logos propio ignorando a ese Logos que es la verdad de todo lo creado. No estoy diciendo que se deba justificar todo lo que la Iglesia hizo en dos mil años (mas bien lo que hicieron personas concretas, debería decirse), a lo que me refiero es a que se debe conocer bien el contexto global antes de juzgar sobre un hecho concreto. No se puede, por cierto, juzgar lo que nuestros antepasados hicieron con nuestros actuales parámetros.

Por otra parte creo que la Historia es una ciencia que hoy en día se usa con objetivos ideológicos, nacionalistas y, en general, particulares con el objetivo de diferenciarse de los otros aun a costa de falsearla. Digo esto porque existen muchos mitos históricos que han generado nacionalismosOyarzun para fundar un puerto marítimo pero los lugares de verdadero interés eran los campos palentinos (no solo la actual provincia de Palencia sino todo el área vaccea, por el trigo), la costa mediterranea y la Bética (aceite, ect). Por cierto, hace poco estuve en San Millán de la Cogolla y las Glosas Emiliarenses estaban en castellano y euskera. No había ningún tipo de imposición, como comúnmente se dice, sino que el euskera convivió con el castellano desde la aparición de este (al igual que había ocurrido con el latín).

En definitiva, conocer la Historia, estudiarla, no es una labor realizada por un grupos de frikis con tiempo libre. Sirve para poder, analizando el pasado, comprender nuestro propio presente. Un ejemplo está en la actual crisis económica que estamos padeciendo... si hacemos una mirada retrospectiva a la situación vivida a partir del siglo IV podemos apreciar muchos paralelismos. Recuerdo una frase que una vez me impactó mucho: "solo hay una forma de destruir un gran imperio, que sea él mismo quien se autodestruye". Era de la película "La caída del Imperio Romano" y mientras el narrador decía esa frase se podía ver a los habitantes de Roma danzando en la calle, ignorantes de que habían entrado en la fase final del Imperio. Si lo pensamos detenidamente y realizamos una mirada a nuestra sociedad podemos ver elementos comunes. En la caída de Roma se dio una pérdida de los valores que habían caracterizado a la sociedad romana desde su origen. Y eso pese a que el cristianismo adoptó algunos de esos valores como suyos, algo que no sirvió para mantener al Imperio. Esto, creo yo, está sucediendo en nuestra sociedad. Se están perdiendo valores que están llevando a las personas a una creciente deshumanización que nos hará caer en una situación que podríamos catalogar como prehistórica. Al fin y al cabo Albert Einstein ya dijo que la IV Guerra Mundial se efectuaría a porrazo limpio. En definitiva, estamos cayendo en los mismos errores que cometieron los romanos, exactamente en los mismos y aun no nos hemos dado cuenta o, al menos, una gran parte de la población vive ajena a ello. Conocer el pasado sirve para no cometer los errores de aquel, un pueblo que desconoce su Historia está condenado a repetirla.

Yo quiero desarrollar una visión sobre los hechos del presente a la luz de la Historia. Creo que un blog es una buena plataforma. Al igual que, si Dios quiere, algún día espero poder investigar de cara a publicar libros divulgativos sobre el pasado. Termino este artículo haciendo una defensa del latín, lengua que ha caído en desuso incluso en la Iglesia (pese a que sigue siendo lengua oficial eclesiástica y los documentos papales son primero escritos en latín). Viene a colación de que en muchas ocasiones hay quien se pregunta sobre si tiene algún interés estudiar una lengua muerta. Qué se lo pregunten a los habitantes de Cabra, si no fuera por el latín en vez de egabrenses les llamarían cabrones.