jueves, 22 de noviembre de 2012

Sobre la presencia de los católicos en el humanismo. Reflexiones

Hoy, mas que nunca, es vital que los católicos recuperemos nuestra posición dentro del humanismo y del mundo de la cultura. El otro día, mientras escribía sobre la presentación del libro escrito por el sacerdote, y periodista, Manuel María Bru acerca de las Cortes de Cádiz y el anticlericalismo me vinieron a la mente algunos pensamientos que me gustaría plasmar en este blog.

En la universidad es habitual encontrar oposición frente a la existencia en sus facultades de un espacio utilizado como capillas. No entraré en la discusión "capilla si, capilla no", que realmente me parece estéril, aunque defiendo que deben estar presentes en la universidad por tratarse de una necesidad de tipo espiritual. Aunque la función de la capilla es que en ella se realice el culto católico, está abierta para que cualquier persona pueda rezar un rato en ella, no se pide un DNI de catolicismo para poder entrar un rato a orar. En cualquier caso, cómo digo, no es ese el tema sobre el que quiero hablar.

Cómo sabéis, el pasado curso estuve realizando un Máster en Historia y Ciencias de la Antiguedad. Me llamó poderosamente la atención que entre profesores y alumnado, por lo general, había una idea de ateísmo bastante fuerte. ¿Era yo el único católico? puede que si, aunque es probable que hubiera alguno mas que fuera, al menos, creyente. Pero lo que mas curioso me pareció no fue el hecho de que hubiera ateos, pues es una postura que tienen muchas personas y la universidad no va a ser menos en ese sentido, sino sobre todo cierta posición de beligerancia contra el cristianismo por parte de algunos profesores (también de algún alumno, pero mas minoritariamente). Es probable que no haya habido una religión mas perseguida a lo largo de la historia que el cristianismo ya que defiende unos postulados que ya hace dos mil años escandalizaban a los paganos y fariseos hasta tal punto que Jesucristo fue crucificado y, en los siglos siguientes, sus discípulos perseguidos por una serie de emperadores romanos (no todos los emperadores persiguieron a los cristianos, antes de Constantino hubo algunos que los dejaron tranquilos o, como Felix el Árabe, mostraron cierta tolerancia con ellos). Esta persecución se ve en nuestros días pues a los fariseos y/o paganos contemporáneos también les molesta el cristianismo. Creo que es un error pensar que se debe a los errores que pudo cometer la Iglesia en el pasado, porque ese motivo es solo una excusa, la realidad es que lo cristiano molesta pues en caso contrario a nadie le parecería mal que alguien ponga un crucifijo en un lugar público, al fin y al cabo la figura de Jesús despierta simpatía incluso entre personas que no se definen como cristianas (los musulmanes de verdad le tienen como un profeta y respetan a los cristianos, es decir los que no son integristas).

Con respecto a la Iglesia, y el cristianismo en general, existe mucho desconocimiento. Una prueba es la portada de ayer de "El País" que tituló que en el Portal de Belén no había bueyes y mulas. Si uno lee la Biblia y lo que a lo largo de 2000 años dijeron los Santos Padres de la Iglesia y los buenos teólogos verá que no se menciona la presencia de animales en el lugar donde nació Jesús. Quizá fuera una licencia que san Francisco de Asís (si, el que inició la tradición de los belenes en Greccio) que, como sabéis, era muy amigo de los animales. Pasa igual con la existencia, o no, del limbo cuando en 2006 algunos diarios pomposamente titularon "El Papa cíerra las puertas del limbo". Pero no solo en cuanto a cuanto a cuestiones de tipo teológico, sino que también hay ignorancia en lo moral pues, cuando la Iglesia dice que la homosexualidad es pecado, no está insultando a los homosexuales, cómo algunos medios aseguran, lo que está diciendo es que se trata de una relación sexual de tipo desordenado, igual que las relaciones heterosexuales fuera del matrimonio ya que para la Iglesia, por muchas cuestiones, la única y autentica relación sexual es aquella entre hombre y mujer, dentro del matrimonio y plenamente abierta a la vida que además solo puede separar la muerte. Por eso la Iglesia está en contra del preservativo, del aborto y de tantas cosas que algunos llaman progreso pero que en realidad son involuciones. Alguno preguntará ¿involuciones? sí, en la Antiguedad existían las relaciones homosexuales, el divorcio, había condones (para alguno será una sorpresa, no habría latex pero si preservativos), a las mujeres se las practicaban abortos (y si el niño nacía con deformaciones en pueblos como Esparta se les arrojaba desde lo alto de una montaña. Por otra parte, existe en los medios de comunicación, y también en la sociedad, un anticlericalismo que, sin llegar de momento al nivel de barbarie que durante los años treinta en España, lleva a ver en la Iglesia solo lo malo, cometiendo falacias tales como "hay un sacerdote que ha sido detenido por pedofilia, ergo todos los sacerdotes son pedófilos". Vivimos en un tiempo que, por el poco conocimiento que de Lógica tiene el ser humano actual, se cae facilmente en la falacia y en la generalización. Hoy, según algunos, todos los vascos son proetarras, los madrileños unos chulos y los sacerdotes unos pedófilos. Pero, amigos mios, contra estas generalizaciones hay que luchar, un católico debe defender no solo su fe, también hay que ser defensor de la Iglesia pues esta no son solo los obispos y sacerdotes, que también, sino todo aquel que es católico practicante (nunca he entendido lo de católico no practicante, o eres católico o no lo eres pero las medias tintas en la Iglesia no valen). Es un deber moral que tenemos el de defender tanto la Iglesia como nuestra fe cristiana.

Creo firmemente que el humanismo cristiano es el autentico humanismo pues pone al hombre en su verdadera dimensión como una criatura de Dios, alguien que ha sido creado con libertad para hacer la voluntad de su Creador. Es decir, alguien libre pero orientado al bien, a la verdad, pues esta viene de Dios. Sin embargo tiene libre albedrío, es verdad, por eso existe el mal. Podemos hacer una analogía con el cuchillo pues yo lo puedo utilizar para cortar un trozo de chorizo y comérmelo o para hacer daño a alguien, lo mismo pasa con el libre albedrío, se puede utilizar para el bien... o para el mal.

¿Por qué digo todo esto? muy sencillo. Uno lee periódicos, blogs, revistas de todo tipo (científicas, de historia...), foros y ve que hay una gran presencia de la doctrina nihilista imperante en la mente humana actualmente. Es decir, está de moda ser ateo, aunque se cubre con la capa del "escepticismo" argumentando además que se tiene una "mente científica y racional". Existen personas, por increíble que pueda parecer, a las que les parece mas normal que el mundo fuera creado por la todopoderosa casualidad y la nada todocreadora a que lo crease una causa inteligente, primer motor inmóvil que diría Aristóteles, una inteligencia creadora (Dios, si os fijáis en todas las religiones, también en el paganismo grecorromano, siempre hubo un dios creador, los cristianos le llamamos Dios Padre).

Sin embargo, cuando un católico, en el campo de la ciencia, de la historiografía, en los medios de comunicación, defiende su fe es tachado poco menos que de "magufo", esa palabra con la que los creadores del nuevo dogma de nuestro tiempo, el cientificismo, el cual no es verdadera ciencia (pues la ciencia busca la verdad siempre, sin prejuicios ni barreras mentales) sino que es una cerrazón a todo aquello que son incapaces de explicar en un laboratorio (Dios está mas allá de lo físico, está en el campo de estudio de la Metafísica, por tanto). Esto siembra, en los cristianos sencillos (aquellos que tienen poca formación) dudas que les pueden confundir e, incluso, llevar a perder la fe.

Hay en nuestra sociedad, por tanto, mucho anticristianismo, se persigue y ridiculiza la fe. Sin embargo, es algo que no debe darnos miedo y que debemos combatir con las armas de la fe, la oración y el estudio. Es decir, hoy en día es muy importante que en los distintos rincones del humanismo (el cual engloba tanto las disciplinas tradicionalmente consideradas científicas con aquellas englobadas en el campo de las letras) estemos presentes los católicos mostrando nuestra fe con el uso de la razón. Uno de los falsos silogismos de nuestro tiempo es pensar que fe y razón son opuestas, pero es justo al revés pues no solo se complementan sino que de alguna manera se necesitan la una a la otra. La fe, sin razón, deriva en puro sentimentalismo mientras que la razón sin fe está como un atleta sin piernas, coja. Por tanto es vital que aquellos que nos dedicamos al mundo del humanismo y somos católicos estemos bien formados y que nuestra fe impregne toda nuestra vida, incluso en el mas simple gesto. Es necesario que combatamos ese mensaje desesperanzador que algunos (en realidad son pocos, pero utilizan los grandes medios de comunicación y por eso se les escucha tanto) transmiten negando la existencia de Dios y poniendo en ridículo las verdades defendidas por el cristianismo. No tenemos que tener miedo, amigos, contamos con la ayuda de dos mil años de tradición cristiana y con una rica herencia cultural. Uno de los puntos que defendió Gabriel Galdón, el pasado lunes, fue que los Santos Padres son plenamente actuales, en realidad es así pues los problemas que ellos afrontaron en la actualidad siguen defendiéndose en algunas esferas de la sociedad. La Iglesia debe ser nuestro apoyo en esa defensa del humanismo de la fe, no estamos solos en nuestra lucha contra el mundo sino que, a lo largo y ancho del planeta, hay muchos y muy bien formados católicos en cuyas obras nos podemos apoyar.

Pero hay un aspecto que considero primordial además de la buena formación cristiana, la coherencia de vida. Pienso que es cierto aquello de que hace mas daño la falta de coherencia de los cristianos que el anticlericalismo presente en la prensa. A veces, cuando uno observa a personas que se dicen cristianas y se acuerda del "mirad como se aman" que decían los romanos se pregunta si nosotros realmente somos como aquellos primeros cristianos. No solo me refiero a amarnos entre hermanos en la fe, sino en amar al prójimo y, sobre todas las cosas, a Dios. Si, amigos mios, a veces uno ve personas que se dicen cristianas pero que muestran poca caridad hacia el pobre, que votan a partidos anticristianos (ningún católico debería votar al PP, un partido que defiende el divorcio, que apoya ciertos puntos del aborto, que tolera las uniones homosexuales, que defiende el liberalismo salvaje que está destruyendo el mundo), que no cuida la naturaleza, que insulta al que considera enemigo (Zapatero fue un mal presidente pero ¿Es lícito para un cristiano llamarle "cabrón" o a un etarra "hijo de puta"? no dejan de ser creación de Dios, están equivocados y necesitan urgentemente la conversión pero si solo amamos y oramos por nuestros amigos, por quienes nos caen bien ¿Qué merito tenemos?). Todos recordamos a cierto periodista que todos los días, en una emisora católica, se dedicaba a insultar a todo aquel que no pensaba como el, que era diferente. Se trata de un periodista que no era creyente, de hecho fue comunista y se convirtió en liberal, pero ¿Qué hacía en un medio de comunicación católico con esa actitud? lógicamente terminó siendo expulsado, gracias a Dios, de ese medio. Pero muchos católicos, bienintencionados seguramente, le escuchaban y se enfadaron con aquella emisora cuando ese periodista se fue.

En definitiva, pienso que si de verdad queremos cambiar el mundo y mostrarle la belleza del mensaje cristiano primero tenemos que mirar al hombre del espejo, si ese hombre o mujer que hay en el espejo cuando nos acabamos de despertar y vamos al baño a quitarnos las legañas, somos nosotros y debemos cambiarnos primero a nosotros mismos, quitándonos esa viga que tenemos en el ojo antes de poder criticar la paja que hay en el ajeno. La Iglesia (no solo los sacerdotes u obispos) ha cometido errores, es cierto, y no hay que esconderlos, hoy sigue cometiendolos cuando cada católico falta a la caridad con el prójimo. La verdad debe enseñarse con caridad, sino pierde su esencia, su razón de ser. Por eso es tan importante la coherencia de vida cristiana. Hay que ahogar el mal presente en nuestra sociedad con abundancia de bien, llevar la bendición a un mundo movido por la maldición (me refiero a que la gente está acostumbrada a maldecir pero no sabe bendecir). Es una misión que tenemos si queremos hacer un verdadero humanismo, si deseamos trabajar en el humanismo cristiano.

Amigos mios, queridos hermanos "es hora de despertarnos del sueño" en el que estamos sumidos, que cojamos nuestras armas cristianas (oración y formación) y combatamos la batalla de la fe. El mal no ocurre por la acción de las personas malas sino por la falta de acción de los que somos buenos. Si tantas personas pierden la fe o se alejan de la Iglesia no es porque El País o la Sexta monten campañas de manipulación en contra de los católicos, sino porque nosotros no estamos presentes ni en los grandes medios de comunicación ni en el humanismo. Si, hay católicos en diferentes medios de comunicación, pero salvo Juan Manuel de Prada y algunas otras notables excepciones, muy poco se conoce de ellos. Lo mismo ocurre en el campo de la ciencia, de la historiográfia, de la filosofía. Ahora se está celebrando el año de la fe y diócesis como Madrid o Getafe están llevando a cabo una misión. Y esque, queridos, la misión no solo se puede llevar a cabo ayudando en África o Calcuta, sino que también es necesaria una misión en esta Europa que ha perdido sus raíces cristianas. Yo, desde luego, tomo el testigo lanzado de promover un humanismo cristiano, de vivir coherentemente como un cristiano y de dar a luz, cuál Socrates cristiano, en los demás la noción de Dios. Os animo, merece mucho la pena. La batalla es complicada, pero tenemos dos mil años de tradición teológica, filosófica, patrística, en definitiva humanística, en la cual nos podemos apoyar. Además contamos con la asistencia de la Iglesia, no solo de su cuerpo (nosotros, los católicos) sino sobre todo de su cabeza: Jesucristo, el cual nos ha dado su Espíritu Santo para ayudarnos en esta tarea.

martes, 20 de noviembre de 2012

Presentación del nuevo libro de Manuel María Bru en Crónica Blanco.



Instante de la presentación, imagen sacada del Facebook de Crónica Blanca.

Como sabéis muchos de vosotros soy miembro de Crónica Blanca, Fundación de Comunicadores católicos dirigida por don Manuel María Bru, sacerdote de la Diócesis de Madrid. Ayer asistí a la presentación de un nuevo libro escrito por el mencionado autor sobre las Cortes de Cádiz y el periodismo anticlerical. He creído interesante traer a mi blog las notas que fui redactando en mi libreta. Participaron como ponentes Gabriel Revuelta, director de la editorial Ciudad Nueva, Manuel Bru y Gabriel Galdón, Catedrático de Ética de la Comunicación. Iba a participar, también como ponente, don Rafael Zornoza, obispo de Cádiz, pero excusó su ausencia debido a un asunto familiar. Antes de la presentación hubo una Eucaristía que sirvió como un regalo del Señor, "un rato de paz antes del bullicio". En el ruego de preguntas participó el profesor López Quintás con unas interesantes reflexiones, como posteriormente veremos.


Gabriel Revuelta
El acto estuvo moderado por don Gabriel Revuelta, quien comenzó su ponencia excusando la ausencia de don Rafael Zornoza y presentando a los otros dos ponentes. Ya había estado en Crónica Blanca en febrero presentando el primer volumen de una colección de Ciudad Nueva que lleva el nombre de la Fundación. Ese libro, que tiene como tema central "María y los Medios de Comunicación", contiene reflexiones de diversos autores que toman como referencia palabras clave de un discurso pronunciado por Chiara Lubic, del Movimiento de los Focolares. Ciudad Nueva es una editorial cuyos libros se organizan por bloques, uno de ellos es esta colección de Crónica Blanca. Su objetivo es difundir el humanismo cristiano.

Don Gabriel Galdón comenzó indicando que Manuel es de los que se toma en serio la unidad de fe y razón además de ejercer un autentico periodismo humanista. Se trata de un periodismo hecho por cristianos que busca construir, incluso con el gesto, la verdad en la caridad. Cita al Santo Padre cuando dice que "la caridad sin verdad es igual al sentimentalismo y la verdad sin caridad es fundamentalismo". El humanista cristiano debe transparentar a Cristo en todo, tiene que notarse que ha habido un verdadero encuentro con Cristo. En caso contrario es normal que podamos cabrearnos cuando leemos tanto a los anticlericales decimononicos como en la actualidad el diario El País. Nosotros tenemos que ahogar el mal con abundancia de bienes. La masonería existía en aquella época y también ahora. Busca destruir no solo la Iglesia sino la verdad que hay en el mundo. Comenta que el libro es un buen estudio tanto a nivel historiográfico como periodístico.


Gabriel Galdón
 Tener sentido histórico es fundamental para estar anclado en la verdad. Debemos tener en cuenta que el grupo Prisa, sin el apoyo que recibe por parte del poder y sin la ayuda de determinados bancos no existiría. A los cristianos no nos debe dar miedo la actitud de estos anticlericales, pero, asevera, debemos pensar en los seres inocentes que viven manipulados por los fariseos actuales, no solo en España. Estos fariseos presentan un papel atrayente, como si fueran buenos, por ejemplo cuando la ONU da anticonceptivos como si fueran la solución frente al sida cuando está demostrado que en paises como Uganda, donde se sigue a rajatabla el Magisterio de la Iglesia, han disminuido tanto los contagios como las muertes por sida. Los anticlericales del siglo XIX eran hermanitas de la caridad al lado de los actuales.


Este ponente asegura que le preocupa la falta de coherencia de políticos, periodistas y, en general, de los cristianos. Debemos volver a las fuentes originales, los Santos Padres, por ejemplo, son plenamente actuales. La coherencia periodística consiste en denunciar el mal con propuestas de bien. Le apena que, en general, los medios católicos solo hablan del derecho a la vida cuando hay una manifestación. La familia cristiana es el matrimonio autentico, sobre todo cuando está abierto a la vida, no hay otro, aunque algunos manipulando el lenguaje y las conciencias den a entender lo contrario. Gabriel afirmo que ha escuchado a católicos oficiales e incluso algún sacerdote u obispo diciendo "no estoy en contra de las uniones homosexuales pero si de que se llamen matrimonio". Esto ocurre porque hay muy poca valentía al defender el matrimonio cristiano para toda la vida. Hablamos mucho del derecho a  la vida, de Zapatero y Rajoy pero hay silencio ante temas como el divorcio expres, por ejemplo. Los católicos no solo debemos estar presente en las grandes discusiones a nivel mediatico sino que tenemos que hacer acto de presencia para denunciar aquello que va no solo contra el Magisterio de la Iglesia sino contra el ser humano.

La libertad religiosa es el primer derecho fundamental ¿Qué hacemos los cristianos? poca cosa, por no decir nada cuando "por la libertad merece la pena venturar la vida" como decía Cervantes. Debemos defender la justicia social, dando muestra de tener libertad de conciencia frente a un mundo que la tiene pero está oscurecida por la manipulación de los grandes medios. Un cristiano no puede permanecer indiferente ante la injusticia, no debemos entretenernos en politiqueos sino que debemos seguir el ejemplo del Papa. Hay algunos autores como Manuel de Prada con un gran transfondo cristiano, pero son pocos ¿Donde están los periodistas cristianos? deben juntarse, aunque sean cuatro, y montar un medio. Esto antes de internet costaba mucho, ahora ya no tanto. Periodismo religioso no es solo hablar de la labor desempeñada por curas y obispos, de lo que hacen, sino que deben dar luz cristiana a los hechos de la realidad, mostrar la luz de la caridad unida a la verdad. La mayor muestra de caridad es dar a conocer, en caridad, la verdad. La cultura es el cultivo de la virtud y si no la hay no puede haber una verdadera atención al pobre. Así, comenta, nos luce el pelo por no haber virtud y cultura.

¿Por qué este país de tantos santos y gestas históricas ha caído tan bajo?  por la falta de coherencia de los cristianos, no por la prensa anticlerical. Es muy facil hechar la culpa a este tipo de prensa, exclusivamente sin apreciar nuestros propios errores. El libro que hoy se presenta hay que leerlo desde la esperanza, con sentido histórico. El cristiano tiene que hacer el bien con alegría y gracia, enseñando el argumento tomista con una expresión que se entienda, poniendo nuestra mente y corazón. Cuando denunciamos las barbaridades hay que acabar hablando de lo positivo. Don Gabriel comentó una conversación tenida con Iván de Vargas, diacono de Madrid que el año que viene Dios mediante será ordenado sacerdote y que estuvo en el Congo, y ayer en Crónica Blanca, cuando comenta las barbaridades que allí vio, sin embargo resalta lo positivo de la gran labor que desarrolla la Iglesia. Por otra parte no debemos esconder los errores de la Iglesia, pero tampoco fijarnos exclusivamente en ellos como hacen los anticlericales. Ante un cuadro de Velázquez con excrementos de palomas no nos fijamos solo en estos sino que lo importante es la obra de arte, lo mismo se debe hacer con la Iglesia. Si, ha cometido errores, pero los aspectos positivos son infinitamente mayores como inmensamente mayor es su labor de servicio a Dios y al hombre. Hay que mostrar la belleza de la Iglesia y como sin ella habría que haber destruido el mundo hace siglos. Hemos de realzar la verdad con belleza.

Manuel Bru empezó dando gracias a los presentes, especialmente a Gabriel Revuelta, los Focolares, Ayuda a la Iglesia Necesitada, Banco de Alimentos y Asociación Católica de Propagangistas entre otras instituciones presentes en el acto. El anticlericalismo decimonónico, dijo, nos pilla lejos desde nuestra perspectiva histórica. Duele mas una burla que una espada, sobre todo si va contra la fe en cuanto a ofensa hacia verdad, comunidad y paz social, por ello el anticlericalismo no es una broma. Podemos entenderlo, quitándole todo lo malo, como un proceso de transición cultural, una moneda a pagar por los pecados de la Iglesia y clérigos de aquel momento (Iglesia militante), pero ¿Para qué se tuvo que pagar? para la sana laicidad que configura las actuales naciones. Sin embargo se ha dado también una laicidad insana, un laicismo que ha tenido su punto fuerte en las persecuciones del siglo XX.

Distintos puntos del liberalismo asumieron los postulados liberales. Su fisonomía estaba tamizada por la rica herencia cultural anterior. Eran liberales que conocían la conquista de libertad y subjetivismo desde la herencia del siglo XVI. El liberal español es un hidalgo, un cristiano anticlerical. De esta época surge un liberalismo anticlerical beligerante de esta época que atenta contra  libertad y racionalidad que además se ha aprovechado del anticlericalismo tradicional. Por tanto el actual neoliberalismo beligerante es un sucedáneo del decimononico que pocos nos atrevemos a denunciar. Aquella prensa apenas balbuceaba si la comparamos con los trucos de manipulación que usa el periodismo actual cuyos miembros buscan ser valedores de puntos del discurso católico haciéndolo suyo. Los neoliberales pretenden engañar a los católicos mostrando como buena y compatible con la postura católica su propia visión política, económica y religiosa, las cuales están radicalmente opuesta al Magisterio de la Iglesia. Frente a esto está la libertad de la Iglesia, que es verdaderamente librepensadora. Hay muchos cristianos que no se venden por nada ni por nadie pues en la Iglesia no manda la ley de la oferta y la demanda.

Mostró una proyección interesante al respecto. La Iglesia en los regímenes comunistas supo vivir defendiendo su identidad, en Polonia por ejemplo. Pero cuando cae el muro de Berlín el principio fundamental del liberalismo extremo inundó aquella sociedad de un materialismo que amenaza con el secularismo al pueblo católico polaco. Finalizó su discurso diciendo que es en el campo de la cultura donde se debe defender la verdad y la caridad cristiana.

Ante una pregunta acerca de la postura de la Iglesia frente a las invasiones napoleónicas respondió Manuel Bru que hay un planteamiento básico pues las invasiones muestran dos caras de una misma moneda: mantenimiento del enciclopedismo ilustrado y un cambio desde la perspectiva de la diplomacia, además de la invasión a un pueblo por parte de un dictador.

López Quintás
En la ronda de preguntas, además de la ya mencionada, solo dio tiempo a una intervención, magistral por otra parte, del profesor López Quintás, presente entre el público. Habló de la batalla de las ideas frente a la manipulación. Los creyentes, indicó, no hemos opuesto resistencia eficaz. Se necesita gran preparación para neutralizar los prejuicios y la manipulación que muestran los medios de comunicación y la sociedad en general. Es necesario también tener una gran caridad y un fuerte coraje. Los enemigos del cristianismo hacen batallas brutales contra aquellas personas que están realmente preparadas (pongo yo el ejemplo de las campañas contra Benedicto XVI, cómo saben que intelectualmente no pueden hacer nada contra él buscan desacreditarle de múltiples formas). Al que ven que es un poco hábil quizás le perdonen, sin embargo al preparado le intimidan. Lo que nosotros podemos hacer es, con caridad, neutralizarles y plantear la batalla de las ideas. La Iglesia en su conjunto goza de una gran fuerza intelectual, sin embargo hace falta unión para poder plantear una batalla de mucha altura, la cual alguien debe canalizar. Debemos ser conscientes de que luchamos en terreno hostil, por eso tenemos que sentirnos arropados y sostenidos por la Iglesia.

Con estas palabras terminó el acto de presentación. Posteriormente hubo un ágape fraterno. Os recomiendo el libro, titulado "La prensa anticlerical en las Cortes de Cádiz". Le he podido dar un pequeño repaso y me ha parecido francamente interesante, documentado y bien escrito. Desarrolla las reflexiones que salieron en las distintas ponencias y da luz sobre el humanismo cristiano, un aspecto que en estos tiempos considero fundamental. Un humanismo del cual los cristianos bien formados debemos ser partícipes para poder plantear batalla al anticristianismo, el cual incluso al modo de lobos vestidos de ovejas pretende devorar y llevar a la perdición a tantas almas sencillas que están siendo víctimas de burdas campañas de manipulación en medios de información y en muchos libros filosóficos, científicos e historiográficos.