miércoles, 30 de noviembre de 2011

Primer domingo de Adviento, algunas reflexiones

El pasado domingo comenzamos un nuevo año litúrgico con la celebración del primer domingo de Adviento. Nos encontramos, por tanto, en un tiempo que debe servirnos en nuestro camino de conversión.

En el Evangelio del domingo escuchamos: estad en vela porque no sabéis cuando viene el dueño de la casa, no sea que os pille dormidos. Somos conscientes los cristianos de que al final de nuestra vida tendremos un encuentro cara a cara con Jesucristo y, podríamos decirlo así, nos someterá a un examen sobre lo que ha sido nuestra vida. Decía San Juan de la Cruz "al atardecer de la vida te examinarán del amor". Estimados mios, debemos por tanto mantener una postura vigilante en nuestra vida de cara al cumplimiento de los dos principales mandatos a cuyo cumplimiento nos conmina el Señor: amarás a tu Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo.

Personalmente veo el Adviento como una etapa de purificación. Se acercan las fiestas de Navidad, las cuales son vistas por el mundo pagano como una ocasión propicia para el jolgorio y el desenfreno (se come y bebe en exceso), sin embargo los cristianos debemos estar centrados en el acontecimiento verdaderamente importante que acontece en aquellos días, el Nacimiento de Jesucristo. Decían los Padres de la Iglesia que son tres las venidas de Cristo: la que sucedió en Palestina, la que llegará al final de los tiempos y una que se produce a lo largo de la Historia en los corazones de los cristianos (la conversión) y que, de un modo especial, debe ser recibida por el creyente durante la celebración de la Natividad. Hoy en día muchos cristianos caen en un error pues llegan estas fiestas y están tristes porque falta alguien que se encontraba presente en anteriores Nochebuenas (y Nocheviejas). Es comprensible que alguien pueda sentirse triste ante la ausencia de un ser querido, de hecho si no le echáramos en falta de alguna manera estaríamos coartando nuestros sentimientos humanos. Pero, en mi opinión, quien pone a Jesucristo en el centro de su vida durante los días de Navidad se mantiene firme y arraigado en la fe, por ello aunque pueda sentir una pena humana porque falta un ser querido tiene, del mismo modo, la esperanza de que gracias a la Resurrección de Jesucristo esa persona difunta vive, aunque en una realidad diferente a la nuestra.

El Adviento, pienso, es por tanto una preparación a las fiestas de Navidad, un tiempo de conversión (es decir, un volver la mirada a Cristo) particularmente bello porque realmente se va a producir la venida de Jesús a nuestras vidas y de nosotros depende el abrirle la puerta o no. Las palabras del Señor en este primer domingo de mes a mi personalmente me dicen que debo acrecentar mi oración y preparar el alma para que pueda morar en ella Cristo.

Decía un sacerdote amigo mio "no sabéis lo hermosos que sois para Dios". Para mi es una frase llena de significado puesto que ha habido momentos en mi vida donde he sentido el rechazo humano y me sé en las manos de un Padre que me ama desde toda la Eternidad, nos ama tal como somos y desea nuestro bien. El salmista dice "cómo busca la cierva corrientes de agua, así te busca mi alma Dios mio, tiene sed de Ti". El alma humana, efectivamente, está sedienta de Dios, incluso la de quienes no le conocen, de ahí que hoy en dia muchos busquen caminos espirituales de diverso tipo, por ejemplo las relacionadas con la llamada Nueva Era.

Si uno se prepara adecuadamente en estos días de Adviento y, de un modo humilde y sincero, acoge al Niño que nace en Navidad creo que puede experimentar como el alma queda saciada de esa sed de Dios. Verdaderamente es sorprendente, y aun escandalo para muchos, que todo un Dios pueda nacer en un niño pequeñito y en una condición de pobreza. Son aspectos que el Padre ha ocultado a los sabios y revelado a los humildes, quizá por ello muchos no puedan entender la fe cristiana.

En definitiva, considero que es importante prepararse bien ante las próximas fiestas de Navidad para poder centrar en Jesucristo nuestra vida y vivirlas con todo el sentido cristiano que siempre tuvieron estos días. Cómo he dicho antes, en la actualidad se ha perdido en parte de la sociedad ese espíritu que siempre tuvo la Navidad debido al consumismo imperante, por ello, creo, los cristianos debemos dar un testimonio fuerte de nuestra fe en esos días y para ello debemos estar bien preparados.

Yo os animaría, por tanto, a creernos de verdad que viene Jesús a nuestras vidas, a volver toda nuestra vida al Señor, a llevar el Evangelio a nuestra vida haciendo vida el Evangelio. El principal instrumento que nos puede ayudar es la oración, es cierto que la vida en muchos momentos parece un ajetreo con el que llenamos nuestras horas, por ello ¿Qué tal si nos damos un respiro, al menos un rato al día, y lo dedicamos a orar? creo que nos puede hacer mucho bien, hay bastante gente que no conoce la fuerza de la oración y si realizara una verdadera oración (no meras peticiones sino también alabar, glorificar y adorar a Dios) vería auténticos milagros en su vida. Por otra parte, os animaría de un modo especial a rezar por aquella persona que no os cae bien u os ha hecho alguna cosa mal (por ejemplo alguien que en el metro os ha empujado, no hace falta que sea nada demasiado grave, aunque si rezamos por quien nos ha hecho algo malo y grave estamos haciendo algo verdaderamente heroico). Y otra proposición buena de cara a preparar estas Navidades considero que es la de dedicar algún tiempo a los pobres, por ejemplo llevándoles comida, bebida caliente, ropa que ya no usemos y rezar por ellos.

viernes, 25 de noviembre de 2011

¿Que dice Cuadrado sobre Santoyo?

Veo que hace mas de mes y medio que no entro al blog. La verdad que el Máster está siendo intenso, por ello no he tenido mucho tiempo de escribir. No obstante, ahora que ya estoy situado en el Máster y tengo los trabajos del primer cuatrimestre bastante elaborados he decidido retomar de nuevo el blog.

Los que somos de Santoyo hemos podido leer tanto en la obra de don Evasio y don Aniano cómo en la posterior realizada por Faustino Narganes una cita a Cuadrado, quien habla de Santoyo y dice que en este pueblo se encontró, en tiempo de los romanos, un asentamiento romano conocido como Tela Augusta. Navegando por Internet he podido encontrar, entre otras curiosidades, lo que comenta José María Cuadrado (o Quadrado, cómo firma) sobre Santoyo en un viaje que hizo por la provincia de Palencia y visitó entre otros lugares este pueblo.He querido extraer el texto del libro "Palencia, Valladolid, Segovia" pagina 32 y publicarlo en el blog, dejemos por tanto que nos relate este insigne historiador su paso por la añeja villa de Santoyo:

"Apenas habíamos perdido de vista Támara salionos al encuentro Santoyo, pueblo guarnecido, como de armadura completa, de altos muros almenados con sus torres y garitas de trecho en trecho y tres arcos en lugar de puertas.  

A vistas de estos indicios de importancia antigua tan poco acordes con su condición presente, cualquiera se inclina casi a acoger la pretensión inventada por los cronicones apócrifos de siglo XVII de haber sido aquella una de las primitivas sedes episcopales con el nombre de Tela, fundada por San Eustaquio discípulo del Apóstol San Juan del cual le vino el llamarse Santoyo. Destruida por la invasión de los suevos. 

Y en efecto, parece edificada bajo la impresión de grandiosos recuerdos y venerandas tradiciones aquella parroquia que, aun después de visitada la de Támara, sorprende al espectador. Algunos años de prioridad llevan a la otra sus tres naves, pues a pesar de cerrarse sus arcos en ojiva, los pilares presentan hacia la mayor, que es alta y angosta, dos ordenes de columnas como en varias obras de transición, y en las ventanas de las laterales se observan los cortos fustes y los grandes capiteles del estilo románico. 

Como la otra iglesia, tiene esta a sus pies la torre y en un costado la entrada principal, la torre abriendo una sobre otra sus desnudas ojivas, la portada precedida de un atrio y decorado con un arco artesonado de piedra y con labores de gusto plateresco.

En su mitad superior ofrece la parroquia de Santoyo bien diferente, y aun mas suntuoso carácter, prueba de que el siglo XVI compitió con el XIII en honrarla y engrandecerla. Alto y espacioso crucero con claraboyas en sus brazos, esbeltos y bocelados pilares, espléndida capilla mayor que iguala en anchura a las tres naves y a la cual introducen tres arcos peraltados de aplanada curva, graciosa estrella descrita en el centro de la bóveda por la reunión de las arcadas que arrancan de los diez ángulos del vasto polígono, ventanas ojivales en numero de ocho bordadas de arabescos y cubiertas de vidrios pintados con figuras, forman un admirable conjunto en que las postreras galas del arte gótico se combinan con las innovaciones del Renacimiento.

Entonces se adornaron con dibujos de crucería todas las bóvedas del templo, labróse el fascitol y la sillería del coro alto con efigies esculpidas en los respaldos y se erigió a un lado del prebiterio honorífico sepulcro a un benemérito sacerdote (don Antonio de Rojas y Carvajal).

Por complemento de estas obras un secretario de Felipe II (Sebastian Cordero de Nevares) hacia 1570 encargó la traza y ejecución del gran retablo, queriendo enriquecer su villa natal, al eminente Juan de Juní, quien, si el hecho es seguro, no desmintió en sus últimos años la reputación tan justamente adquirida. 


De exquisito cincel proceden sin duda la estatua del Bautista colocada en el centro, los ocho relieves de su vida, las efigies de santos en los intercolumnios, la coronación de la Virgen puesta debajo de un templete y el calvario y figuras alegóricas del remate, aunque todo ello es trabajo excesivo para una sola mano. A nuestro entender las pinturas de los costados otro las hizo. La arquitectura del retablo, compuesto de tres ordenes de columnas estriadas jónicas y corintias y de un tabernáculo que los reproduce en pequeño no desdice de la extraña y licenciosa originalidad que caracteriza y aun delustra las concepciones del celebre escultor"

Tenemos, por tanto, en este documento un muy interesante testimonio. Menciona las tristemente desaparecidas murallas de Santoyo, de las cuales queda algún vestigio (afortunadamente restaurado). También menciona otra curiosidad que me he encontrado en estos días y son las de los cronicones de Hauberto y Dextro donde hablan de Tela de los vacceos. Ocurre una cosa, la ciudad vaccea de Tela (o Gella, existe confusión en si hay una misma ciudad así llamada o dos ciudades diferentes, una llamada Tela y la otra Gella) fue identificada en dichos cronicones con Tela Augusta (Tela significa dardo, flecha), de hecho en los próximos días pondré mas testimonios al respecto, por ejemplo de fray Argaiz y Pedro Fernández del Pulgar, ambos tuvieron una discusión al respecto pues mientras el primero daba crédito a lo dicho por los cronicones el segundo decía que era totalmente falso. Una de las cosas mas llamativas de los cronicones es que habla de la presencia de una serie de obispos en Santoyo (en Tela de los vacceos, vamos) y da una serie de nombres, uno de ellos es Lupo, quien vivió en el siglo IV. Lo chocante es que un obispo legendario de Palencia se llamaba precisamente Lupo y vivió en dicho siglo. Según el Cronicón Santoyo compartía sede episcopal con Palencia y posteriormente se quedó Palencia como sede única. Por otra parte, los de Santoyo sabemos que hay varias hipótesis sobre el nombre del pueblo (san Juan Bautista, Santiago, san Audito), bueno pues el cronicón nos habla de San Euthiquio, discípulo de san Juan Evangelista y que, según él, daría origen al nombre del pueblo tal como cuenta Fray Argaiz.

Quizá sea una de esas leyendas con algo de real. Yo creo que Tela Augusta realmente existió, si es la misma Tela de los vacceos mencionadas por los cronicones (los cuales, por cierto, dicen también cosas que son verdad, ya lo comentaré) es algo que habrá que investigar. Luego el que Lupo, si existió, fuera obispo de Santoyo puede significar sencillamente que este cierto Lupo nació en esa población de Tela Augusta. Hay que tener en cuenta una cosa, en los siglos del III al VI cerca de Santoyo estuvo funcionando una villa rural dedicada, según todos los indicios, a la fabricación de elementos cerámicos (vasijas, platos, etc) y probablemente entorno a ella giró un comercio local pues se han encontrado semejanzas en otras villas romanas como las dos de Lantadilla (una de ellas curiosamente llamada, igual que la de Santoyo, de "Las Quintanas). Pero hay un detalle que me ha llamado poderosamente la atención, hay una serie de semejanzas entre cerámicas de Santoyo (por cierto, todas de Terra Sigilata, pobres no eran, desde luego) y otras halladas en la provincia de Valladolid, por ejemplo, que aparecen firmadas como "NIGRINUS". Esto podría tener dos explicaciones, la primera que se tratara de una familia indígena con cierto nivel adquisitivo, la segunda que se trate de la firma de un artesano. Y si tenemos en cuenta que en la villa romana de Santoyo hay un horno dedicado precisamente a la fabricación artesanal de productos cerámicos, todo parece encajar, la verdad.

Por eso, no sería extraño que Santoyo desde la antiguedad hubiera tenido una cierta relevancia y que, de haber existido, un protosantoyano hubiera sido obispo de Palencia (digo protosantoyano en el sentido de que Santoyo no tenía aun ese nombre). Pero claro, son meras especulaciones. Lo que si es cierto es que después de la repoblación de Santoyo, entorno al 950 d.C. tuvo cierta importancia el pueblo si tenemos en cuenta el Convento Franciscano de Villasilos, que era cabeza de la Provincia Franciscana de Villasilos (o de La Concepción) de la cual dependían una serie de conventos y que el fundador de Villasilos, Fray Pedro de Santoyo, junto con Pedro de Villacreces y san Pedro Regalado hizo una reforma franciscana bastante importante.

Luego vendrían Sebastián Cordero de Nevares y sus hermanos, a los cuales merece la pena prestar atención, sobre todo al primero pues fue muy apreciado por Felipe II además de Secretario Real suyo.
Como digo, iré publicando mas artículos con estas curiosidades históricas sobre Santoyo de las que he hablado.